Amotinados. Así pasaron la noche del martes los 700 pasajeros de un ferry, de la naviera Grandi Navi Veloci (GNV), que tuvo que atracar en la terminal de contenedores del puerto de Cartagena sobre las nueve de la noche debido a una avería en los motores sufrida en alta mar cuando cubría el trayecto Tánger-Génova.

Fuentes policiales explicaron que los pasajeros eran en su mayoría marroquíes, que regresaban a sus casas tras el periodo vacacional, aunque también había viajeros españoles y de otras nacionalidades. Además, el buque cargaba con 227 vehículos en sus bodegas.

Una vez en el puerto se estableció un filtro de la Policía nacional para proceder al control de extranjería sobre los pasajeros al venir de un país no comunitario. No obstante, la situación se tornó aún más compleja por la negativa de los viajeros a abandonar el buque, llamado Snav Sardegna. Según fuentes consultadas, la tripulación del barco y representantes de la empresa naviera invitaron a los afectados a sacar sus coches y proseguir su viaje por carretera hasta Barcelona, donde estaba prevista una escala del navío. Para los viajeros que no disponían de vehículo, la naviera fletó dos autobuses para trasladarlos a la ciudad condal. Aún así, los pasajeros se negaron al reclamar una indemnización a la empresa con el objetivo de paliar los daños producidos -muchos de los usuarios regresaban para incorporarse a su puesto de trabajo- y para sufragar los gastos derivados del viaje en automóvil.

Consulado de Marruecos

Llegados a este punto, las autoridades dieron a conocer la situación al consulado de Marruecos en España, que movilizó de forma urgente a dos miembros para llevar a cabo las negociaciones con la naviera.

El cónsul de Marruecos en Valencia, Amin Chaoudi, acompañó a los pasajeros durante la noche. «Nos hemos desplazado para asistir a nuestros compatriotas y lograr soluciones», dijo el cónsul, quien agradeció el esfuerzo de las autoridades de Cartagena, tanto el alcalde como la Autoridad Portuaria, y a la delegación del Gobierno en Murcia por el apoyo ofrecido. «Hemos logrado un acuerdo con la empresa, gracias a Dios, y ahora los coches ya están saliendo», dijo Chaoudi en la mañana de ayer.

Fueron los últimos en abandonar el barco, ya que los pasajeros que no disponían de vehículo partieron en los dos autobuses hacia Barcelona durante la madrugada, tras el acuerdo, aunque hubo que esperar a primera hora de la mañana para poder hacer efectivas las indemnizaciones, según revelaron las fuentes consultadas.

Una vez solucionado el problema, los pasajeros fueron abandonando el buque «de forma ordenada», según indicaron desde la Policía Nacional, y previo paso por el control de extranjería habilitado en la zona. Asimismo, un stand de la compañía naviera también se puso en marcha para dar respuesta a las reclamaciones de los viajeros.

Durante la tarde de ayer abandonaron el buque los últimos pasajeros, dando por cerrado un episodio que genero confusión en la ciudad al observar el gran despliegue policial organizado en torno al buque.