Mira que pasan en el mundo cosas que asombran, otras que estremecen y otras de las que no das crédito, pero las que pasan en esta Cartagena de nuestros amores lo que provocan a estas alturas es llanto o descojono, cuando no ambas cosas.

Que no nos cuenten peplas con lo del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que hicieron los pilaristas, que fue una chapuza posiblemente urdida por amiguismos y no parece que vaya a dejar de serlo, por mucho que nos digan que en unos días está resuelto. ¿Hay alguien que pueda creerse que un plan general de urbanismo chapucero, que se hizo en una década en la que participaron los más listos de la clase, que nos costó en honorarios y dietas lo que nunca sabremos, que se hizo no mal, sino peor?, se arregla con cuatro retoques y que la actual corporación ya lo tiene todo arreglado?..., ¡anda ya!..., como no sea haciendo otra chapuza, la cosa no encaja.

Y peor aún, si el PGOU ha resultado ser una cacafuta hecha por los que estaban y puede que alguno aún esté, ¿cómo podría arreglarlo ahora quien entonces la cagó?... No es creíble, excepto que se admita que durante la realización del PGOU estuvieron condicionados por el pilarismo, pero aún así sigue sin ser creíble que en tres días y con cuatro retoques la cosa deje de ser una chapuza y pase a ser un plan genial.

Hay que estar de acuerdo con nuestro alcalde y su equipo de Urbanismo en cuanto a que hay que resolverlo pronto, pues nos pueden caer reclamaciones millonarias que nos van a arruinar aún mas las arcas públicas, si es que ello es posible. Es más, no me extrañaría que nuestro buen alcalde José López estuviese negociando con el empresario que se ha cargado el plan pilarista la posibilidad de darle todo cuanto pide, más dos huevos fritos, para llegar a un acuerdo que evite el pago de las costas judiciales que se han producido.

Si así fuese, la gestión estaría muy bien, pero mejor hubiese estado que desde el primer juicio que perdió la anterior corporación pilarista, en vez de seguir recurriendo la sentencia, la hubiesen acatado. ¡Cuánto hubiésemos ganado!, como también hubiésemos ganado si el PGOU se hubiese hecho con mas humildad y menos prepotencia. Una más que viene a ratificar que antes de mi héroe de Cavite, el funcionamiento del Gobierno municipal se regía más por las vísceras que por la sesera.

Por cierto, ha sorprendido a propios y extraños la actitud conciliadora del alcalde ante este grave asunto, cuando lo normal y lo que se esperaba es que se despatarragase con declaraciones llenas de dinamita, alguna patada en el culo y algún improperio para los murcianos; pero no, la verdad es que, sorpresivamente, se ha comportado muy comprensivo, solícito, negociador y prudente con el PGOU de Pilar Barreiro.

¡Ay, éste no es mi Pepe!..., me lo han cambiao.

Aunque a pesar de su nueva actitud, no termina de convencer a miles de ciudadanos que desean saber realmente, y en castellano claro y sencillo, qué hay detrás de esta chapuza que parece que todos están de acuerdo en tapar, y más viendo el nuevo hermanamiento que se ha producido con ocasión de este caso del PGOU, entre el murciano de Puerto Lumbreras, el presidente Pedro Antonio, y el murciano de Cartagena, el alcalde José López, los cuales han decidido algo así como que no pasa nada y que con dos remiendos todo está arreglao, ¡como dos buenos murcianos!, oiga?, como debe ser.

¿Que el lunes está arreglado?..., nada que objetar, aunque sea otra chapuza más?, pero ¡ojo!, eso de arreglao y no dar las explicaciones oportunas, ná de ná, que ese estilo es de la época de la Barreiro. Ahora hay que dar explicaciones, que aquí ya hay mucha gente que empieza a pensar que si no se dan las oportunas, claras y amplias explicaciones de cuáles son los fallos o los intereses ocultos del PGOU, si los hubiera, es porque si antes había ciertos intereses, éstos siguen en vigor a pesar del cambio de gobierno.

¡Oye!, es que aquí nadie explica nada a pesar de que estamos en riesgo de pagar una barbaridad de cuartos por la inutilidad de un Ayuntamiento pilarista y de unas organizaciones empresariales que no han sabido estar donde debían, o mejor dicho, sí que lo han estado, rendidas al pesebre del poder municipal de la etapa pasada.

¿Y qué dice mi Padín?..., ¿que aún no se ha enterao?, por favor, que alguien se lo cuente. ¿Y qué dice mi Pilar Marcos?..., ¿que la cosa no es para tanto?, uff, éstos me la están cambiando. ¿Y qué dice mi princesita?, ¡que amplíen las zonas verdes del Mar Menor!?, qué pena de socialismo.

Así que ná, ninguno explica bien explicao lo que hay que explicar, como ¿por qué los jueces se han cargado el PGOU en su totalidad y no parcialmente?, ¿que hay dentro del PGOU que huele a chamusquina?, ¿cuánto ha costao la chapuza?, ¿quiénes son los responsables pero con nombres y apellidos?, ¿se les van a exigir responsabilidades?, ¿a quiénes beneficia y a quiénes perjudica el chapucero plan?, ¿cuánto nos van a costar las costas e indemnizaciones si los perjudicados reclaman? Y por último, ¿quién va a pagar esta chapuza de fiesta?..., bueno eso sí lo sabemos, ¡los de siempre!, nosotros.

¡Ay!, al final, en ciertos casos, qué poco parece que los diferencia, a unos de otros, el ayer del hoy.

A ver, Antoñito, ¿cómo se llaman los que hacen chapuzas?... ¡Chapuceros!..., pues eso.