Tiene nueve años y le gusta jugar con muñecas, llevar pulsera y colgantes y es considerado 'sensible'. Se trata de un alumno de tercero de Primaria del colegio San Isidoro y Santa Florentina de Cartagena que sufre acoso escolar desde hace unos tres años, denuncia el colectivo Galactyco (Asociación de Gays, Lesbianas, Bisexuales y Transexuales Activistas de Cartagena y Comarca). La madre del menor ha puesto sendas denuncias por inacción contra el centro en la Comisaría y en los juzgados.

El director del colegio, Pedro Palazón, aseguró ayer a esta Redacción que no tenía constancia oficial de ningún problema «porque la madre se ha puesto en contacto con el centro y tampoco su tutora ni el resto de miembros del equipo docente observaron nada extraño». El colegio tuvo constancia oficial de esta denuncia el martes cuando agentes de la Brigada Judicial de la Policía Nacional se presentaron en el centro solicitando datos del principal acosador.

Un portavoz de la Consejería avanzó que la Inspección de Educación ha ordenado que se active el protocolo contra el acoso escolar en el colegio, a raíz de la denuncia de la madre del menor en la Comisaría. «Se trata de poner en alerta a todos los docentes y a toda la comunidad educativa para vigilar esta situación sin que los alumnos se den cuenta. Se recoge en un informe -por parte del centro- todo lo que está ocurriendo. El director tiene órdenes de cumplirlo se acaben las clases cuando se acaben», añadió la misma fuente. Tanto la Inspección como la dirección del colegio consideran «extraño» que la madre del niño no les comunicase los supuestos acosos que sufría el menor por parte de sus compañeros. «Cuando hay la más mínima sospecha o los padres del acosador o del acosado informan al centro y, si es necesario, se llama a la Inspección», dijo.

Alberto Alba, coordinador de Educación del colectivo Galactyco, explicó que el acoso «comenzó hace tres años y que, desde entonces, ha estado recibiendo insultos homófobos y machistas, además de amenazas tanto dentro como fuera del aula».

Algunos ejemplos de los insultos que le decían son: « Maricón, mariquita, gilipollas, vete al baño de las niñas, nenaza, hijo de puta, cabrón, tu madre es una (...) Te voy a pegar un puñetazo y una patada en los huevos si cuentas algo de lo que está pasando», apostilló Alba, quien calificó el caso de «discriminación por expresión de género».

Asimismo, indicó que la dirección dice que no sabía nada hasta que recibió la visita de la Policía, «pero antes ya bajaban al patio los profesores para ver cómo se comportaba el niño porque el resto de padres les habían dicho que algo pasaba».

Pese a que desde la Inspección se asegura que la madre no notificó el problema a la tutora o al director del centro, Alba indicó que «tras varios intentos de la madre sin recibir una respuesta contundente que frenara aquello, marcharon a otra ciudad donde el niño fue escolarizado sin incidentes». Sin embargo, añadió que «por circunstancias tuvieron que volver a Cartagena y al mismo colegio este curso y este año «ha vuelto a recibir insultos y amenazas hasta el punto de que un día se llevó una jeringuilla subcutánea por si se tenía que defender y que nunca llegó a utilizar».

Alba indicó que, tras este incidente, el director del centro lo enfrentó en un careo con los compañeros que lo insultaban y amenazaban para solucionar ese incidente concreto, «algo que resulta contraproducente según la resolución del 4 de abril de 2006, de la dirección general de Ordenación Académica, que dicta instrucciones sobre cómo actuar en situaciones de acoso escolar en centros públicos».

Según la nota de Galactyco, la madre «cansada de que el acoso no cesara y siendo avisada por familiares de otros alumnos que contemplaban como nadie frenaba aquello, interpuso dos denuncias» Alba añadió que la madre «ha sido amenazada por familiares de los acosadores con denunciarlos a ella y su hijo por llevar una jeringuilla a clase si no retira la denuncia».