No ha pasado inadvertido para nadie. Se trata del yate de la familia real catarí (Catar. Arabia Saudí. Oriente Medio), que desde hace poco más de dos semanas se encuentra en las instalaciones de Navantia. Un verdadero palacio flotante que está considerado como uno de los de los veinte megayates más lujosos del mundo. El 'Katara' tiene seis pisos de altura, una gran plataforma a popa para el baño, un helipuerto, una sala de cine, un puente de mando totalmente informatizado y varios salones de superlujo.

Este yate se construyó hace seis años en el astillero alemán Lürsen y su precio oscila entre 250 y 300 millones de euros. No es el único buque lujoso que han albergado los astilleros de Cartagena. Es el caso de 'Leander', uno de los más grandes y caros del mundo, cuyo alquiler cuesta unos 400.000 euros por semana, y que además es cliente de Navantia desde hace años. Entre sus inquilinos destacan Carlos de Inglaterra y Camila Parker Bowles, que lo alquilaron hace seis años. También repitió el 'Vibrant Curiosity' del magnate alemán Reinhold Würth, quien pagó 75 millones de euros por el barco en 2009.

En los últimos años, Navantia ha ido incrementando el número de reparaciones de estas 'joyas' marinas, de manera que si en 2014 duplicó el número de reparaciones respecto al año anterior, en 2015 la facturación por este tipo de trabajos representó un 43% del total, frente al 39% del año anterior. Así, en 2014 se repararon once yates, entre ellos, 'Artic P', Sunrays', 'Vibrant Curiosity', 'Sequel P', y 'Stargate'.

El año pasado fueron once los barcos de lujo que pasaron reparaciones en Navantia, entre ellos, 'Leander', 'Vive la Vie', 'Vértigo', 'Lauren L', 'Sunrays', y 'Artic P'; y este año ya se han reparado cinco, entre ellos el yate de la familia real catarí, actualmente en Cartagena.

Los últimos datos no se pueden comparar con los resultados de años anteriores, ya que no hay que olvidar que a los yates privados, se suman los que se dedican al 'charter', es decir, a recoger pasajeros y hacer excursiones, sobre todo, durante la temporada estival, tienen dos épocas fuertes: en verano por el Mediterráneo, y en invierno por el Caribe.

El resto del año, sus propietarios aprovechan para moverlos, hacerles reparaciones y puestas a punto. Es un negocio muy estacional, ya que la mayor parte de las reparaciones se desarrollan en primavera y otoño.

Además, sus tripulaciones encuentran en Navantia un servicio cómodo y exclusivo para las dotaciones con gran poder adquisitivo. Así, los navegantes tienen una contraseña propia con la que acceden a la web de la factoría para obtener toda la información que precisen sobre lo que pueden hacer y hallar en Cartagena.

Servicios exclusivos

El valor de las reparaciones depende, del mismo modo que su duración. La casuística es muy variada, ya que en ocasiones el yate está en Navantia sometido a un trabajo y abandona el Puerto porque debe salir y, posteriormente, regresa al astillero para finalizar el trabajo. Esto explica que algunos de estos yates pasen hasta tres y cinco veces al año por la factoría.

El secreto de este negocio no es sólo captar clientes nuevos, sino fidelizar a los existentes; y para eso Navantia ofrece una serie de servicios exclusivos, como por ejemplo, una persona se dedica a la atención especializada de la tripulación de los yates, un jefe de buques que se encarga exclusivamente a cada uno de los barcos cuando vienen, entre otras prestaciones.