No había nadie en casa y los ladrones aprovecharon la ausencia de los propietarios para llevarse el oro y el dinero que encontraron. Ocurrió el martes por la mañana en tres viviendas situadas en un edificio del barrio de San Antón, ubicado en el límite con la avenida de Colón.
Los cacos, que según fuentes consultadas por esta Redacción, son foráneos, se llevaron joyas y dinero en metálico, y ningún objetivo que facilitara su identificación. Así, las piezas de oro las funden y las venden, y resulta menos problemático que salir de un bloque de viviendas a plena luz del día y con una pantalla de plasma entre las manos.
Las viviendas no tenían grandes puertas de seguridad, algunas incluso carecían de cerrojo, por lo que algunas las derribaron sin problemas, y en otras utilizaron herramientas. Según las mismas fuentes, se trata de profesionales que suelen llamar de forma insistente al timbre de los vecinos que viven en pisos altos para saber si están en casa, y para evitar cruzarse con nadie si huyen por la escalera del inmueble.
«Son gente que actúa de forma itinerante. Da el golpe y luego huye de la ciudad hacia zonas como Alicante», informaron.
Los propietarios pusieron el miércoles la denuncia en Comisaría, donde en está época del año se incrementa la vigilancia de la ciudad con un mayor número de agentes de paisano, ya que debido a la 'fuga' de vecinos a las playas, los amigos de lo ajenos son más visibles y los ruidos ajenos a la rutina del día a día se hacen más sospechosos, indicaron.
Desde Comisaría confirmaron las denuncias cursadas por los propietarios de las citadas viviendas del barrio de San Antón e insistieron en la importancia que tiene la colaboración ciudadana en este tipo de casos y, sobre todo, en esta época del año. «Que la gente llame a Comisaría para que lo investiguemos», señalaron.
Aún así, la Policía refuerza la vigilancia en el momento en que los robos o delitos en una zona de la ciudad se repiten con frecuencia, como es el caso del Sector Estación, en donde los agentes circulan armados.
