Las tropas y las legiones volvieron a dar ayer una lección de amistad, unidad y armonía. Pese a las aguas revueltas entre los tres órganos de gestión de Carthagineses y Romanos: Federación, Senado y Consejo, los grupos mostraron cómo se trabaja por las fiestas y cómo se han de entender. Juegos, música y paellas reunieron en el recinto festero a cientos de púnicos y legionarios que no quisieron perderse una nueva oportunidad de estrechar lazos con indiferencia del bando al que pertenecen.

La jornada comenzó al mediodía, cuando carthagineses y romanos acudieron al recinto -algunos ya habían empezado a montar sus pequeños campamentos para el día, resguardándose del sol- para comenzar los preparativos de la comida. Paellas, fideuás, barbacoas... todo valió para celebrar una nueva jornada de reunión entre las huestes.

Un ambiente festivo del que también participaron los concejales de Festejos y Hacienda, Juan Pedro Torralba e Isabel García, respectivamente, que comprobaron las ganas de púnicos y romanos de volver a mostrar la historia de la ciudad el próximo septiembre. Incluso García pudo participar de un acto que organizaron los Mercenarios Celtas que consistió en la plantación de un árbol en el parque aledaño al recinto festero.

Tampoco faltaron los tradicionales concursos de la convivencia, como el de paellas, el de lanzamiento de hueso de oliva o el esperado tiro con honda, organizado por la tropa Honderos Baleares. Incluso en esta ocasión, los miembros de la sección de élite -Sethones- del grupo mercenario enseñaron a los más pequeños cómo lanzar y acertar en la diana.

Hasta el anochecer

A las tres horas de la convivencia, los barriles de cerveza gastados se contaban por decenas, mientras que los grifos no cesaban de ´tirar´ zumo de cebada. Y así continuó durante toda la tarde, con múltiples actividades y juegos que permitieron a los festeros hacerle menos caso al calor que reinó durante la jornada y recoger con la puesta de sol.