La España de los bandoleros y de la pillería se abría paso por todos los caminos del territorio nacional, haciéndolos casi intransitables, una vez finalizada la Guerra de la Independencia (1814). Por tal motivo, en la primavera de 1844, el Real Decreto de 28 de marzo creaba una fuerza armada de infantería y caballería cuya misión principal era «proteger eficazmente a las personas y propiedades». Esta fuerza pasó a depender del ministerio de la Gobernación y del ministerio de la Guerra con la denominación de 'Guardias Civiles', siendo el encargado de organizarla el mariscal de campo Francisco Javier Girón y Ezpeleta, II Duque de Ahumada y V Marqués de las Amarillas. Desde el principio, Girón defiende que la institución debe servir a los intereses de España y de los españoles, pero con independencia de la ideología política del gobierno; por ello, trata de cubrir la plantilla de unos 6.000 hombres, distribuida en 14 tercios, de forma selectiva garantizando la excelencia de sus integrantes y les dota de un código moral que se resume en un lema: «El honor es mi divisa». Por aquel entonces el destino del pueblo, al menos en teoría, estaba en manos de Isabel II que con solo 13 años acababa de ser declarada mayor de edad -por las Cortes-, para evitar la tercera regencia.

Transcurridos 172 años desde entonces habrá que convenir que las cosas en España han cambiado más bien poco. La pillería sigue instalada en todo el territorio nacional, aunque ahora los 'bandoleros' vayan ataviados con chaquetas azules o rojas y aprovechen su cargo, los paraísos fiscales o las nuevas tecnologías para adueñarse de lo ajeno. Así mismo, la Guardia Civil continua siendo esa honorable institución encargada de proteger al ciudadano frente a los actos delictivos, de defender sus derechos y sus libertades; de asegurar el cumplimiento de la ley y de preservar la seguridad ciudadana aunque, eso sí, ahora son más de 80.000 los hombres y mujeres que patrullan nuestra extensa geografía.

Nadie duda hoy de la abnegación de estas gentes con tricornio, dispuestas a ayudar siempre a todo aquel que lo necesite; y de su enorme espíritu de sacrificio, pues cientos han sido los 'guardias' que han dado la vida en cumplimiento del deber: recordar que ETA asesinó a 230 de ellos en 51 años. Al hilo de esto, sólo a la Virgen de la Caridad podría atribuírsele el mérito de evitar que cada 11 de septiembre no tenga que conmemorarse en Cartagena una enorme tragedia. La fecha pasa casi desapercibida, pero hace 25 años (11.09.1990) estallaba un coche bomba, con 200 kilos de amonal, que colocaba el comando Vizcaya junto al pabellón de viviendas del puesto de la Guardia Civil de la calle Alfonso X el Sabio. Al final, todo se saldó con 17 heridos y cuantiosos daños materiales puesto que los guardias que habitaban los pisos y sus familias se encontraban aún de vacaciones.

Así pues, dada la relevancia de la fecha que hoy se conmemora, habría que felicitar a Jesús Arribas, el nuevo coronel jefe de la V Zona de la Guardia Civil y máximo representante de la Benemérita en la Región, por estos 172 años de servicio ininterrumpido a la sociedad española.