El doctor en Robótica Oscar Martínez liderará a partir de marzo un grupo de investigación en la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) destinado a crear un robot que, tras detectar un estado de ánimo bajo en la persona mayor que vive sola en casa, le aplica terapias y recomiende actividades.

Martínez señaló que en 2050 se calcula que habrá 2.000 millones de mayores de 65 años en el mundo, de los cuales un 25% vivirán solos en sus hogares, por lo que es una línea que, una vez desarrollada en unos cinco años, tiene un gran potencial de éxito, añadido a un precio que rondará los 1.000 euros.

El investigador detalló que el sistema consiste en colocar sensores en la casa que, junto a una pulsera inteligente que llevará la persona, analizará el estado psicológico y físico del mayor. Estos datos serán analizados por el robot, que le aplicará terapias psicológicas o le recomendará que haga actividades físicas o que llame a amigos, entre otras ideas, para lo cual van a contar con el asesoramiento de psicólogos que diseñen y adapten las pautas al nuevo ´inquilino robotizado´.

En la fase previa al psicólogo

«Es un sistema barato con un enorme potencial», subrayó Martínez, quien ha investigado sobre robótica en la universidad de Kyushu, en Japón, un país donde hay «mucho interés» por esta temática al ser una de «las sociedades más envejecidas» del mundo.

El sector de la atención a este grupo de edad será uno de los que experimenten «un mayor desarrollo económico» en las próximas décadas, y la instalación de este sistema en las casas puede ser un nuevo generador de riqueza para empresas en la Región de Murcia y en el resto de Europa, incidió.

El investigador alicantino, que ha estado en universidades niponas, alemanas y británicas señaló que el robot actuará en una fase primaria, «previa a la necesidad de requerir la atención presencial de un especialista porque ha alcanzado un estado más grave, cercano a la depresión».

Martínez espera alcanzar un grupo consolidado de una decena de investigadores en los dos primeros años de los cinco que tiene el contrato firmado con la UPCT, y confía que ese bagaje internacional que ha acumulado sirva para que haya intercambios de estudiantes españoles con las mejores universidades internacionales en robótica. Su decisión de elegir la UPCT se debe a que es una «Politécnica relativamente joven con muchas ganas de crear nuevos proyectos», y que su objetivo es que en los países punteros en esta tecnología "les empiece a sonar esta universidad y ponerla en el mapa».

El proyecto se hará en colaboración con el grupo IRVS de la universidad de Kyushu, un proyecto europeo-japonés.