La educación es un valor que siempre cotizará al alza y las normas de comportamiento nunca podrán dejarse a un lado, sencillamente, porque ya formaban parte de aquellas sociedades de nuestros ancestros que decidieron unirse en grupos, tribus o clanes para avanzar juntos aunque, para ello, desencadenasen el nacimiento de las jerarquías y surgiese así un primitivo concepto de lo que hoy entendemos por protocolo. Por tanto, puede afirmarse que el protocolo es una disciplina milenaria: buena prueba de ello son algunas de las normas escritas en el Código de Hammurabi, el sexto rey de Babilonia durante el siglo XVIII a.C.

De una forma amplia el protocolo está formado por un conjunto de normas y disposiciones legales que, junto a usos, costumbres y tradiciones, facilitan las relaciones de las personas en las diferentes sociedades. Pero hoy, las reglas de protocolo están más vigentes que nunca; es decir, ya no son exclusividad de la alta alcurnia puesto que la pluralidad de las actividades del hombre las hace necesarias para normalizar sus relaciones en diferentes ámbitos como el social, cultural, político, empresarial, religioso, internacional, militar, deportivo y, cómo no, también entre las instituciones y los gobiernos? aunque hoy algunos 'políticos' recién llegados quieran transgredir estas reglas, a conciencia, por el simple hecho de obtener de una forma sencilla el rédito mediático correspondiente.

Actualmente, por ejemplo, las empresas son entidades de una gran complejidad abocadas a atender una gran cantidad de conexiones tanto internas como externas; por ello, necesitan del apoyo de un responsable -o de un equipo- que se encargue de supervisar las actividades de comunicación social o las de comunicación interna, de cuidar la imagen empresarial y la publicidad, de organizar los encuentros con adecuada flexibilidad, de velar por el formalismo, de mimar las etiquetas; de no perder de vista la excelencia en las buenas maneras, de respetar las inveteradas tradiciones del lugar, de ser exquisitos en la interlocución y, sobre todo, de no obviar esos pequeños detalles a los que nadie parece conceder importancia pero que, al final, son origen de algunos problemas.

En resumen, podría decirse que el protocolo se ha convertido en una especie de 'lenguaje' universal de tanto calado que incluso ha llegado ya al mundo de las universidades españolas. De hecho, cerca de Cartagena, en Elche, iniciaron esta andadura en 1997 con la creación del Instituto Mediterráneo de Estudios de Protocolo (IMEP) que, veinte años después, ha alcanzado el status de primer centro universitario de estudios superiores -en su especialidad-, adscrito a la Universidad Miguel Hernández (UMH). Y así, el próximo mes de julio, tras cuatro largos años de formación, la UMH graduará a casi una treintena de jóvenes que forman la primera promoción del 'Grado en Organización de Eventos, Protocolo y Relaciones Institucionales'. Una de esas nuevas carreras que, sin duda, ayudará a estos chicos y chicas a afrontar los retos de un futuro que ya está llamando a la puerta.