«No sólo de palabras vive la Semana Santa, sino también del cheque», dijo el alcalde José López desde el balcón del Palacio Consistorial, antes de pronunciar el característico «música y a la calle», en el tradicional acto de La Llamada, que anoche volvió a reunir en la plaza del Ayuntamiento a cientos de procesionistas que vieron cómo el regidor entregaba a la junta de cofradías la ayuda municipal. Un cheque cuya cuantía permanece congelada en 183.000 euros desde 2012, cuando sufrió un recorte del 10% respecto al año anterior.

El acto, que se caracterizó por su corta duración, apenas diez minutos, lo abrió el presidente de la junta de cofradías, Bernardo Simó, quien fue el encargado de comunicar al alcalde y a los asistentes la decisión de los cabildos marrajo, californio, del Resucitado y del Socorro, celebrados una hora antes, de sacar las procesiones a la calle en las fiestas pasionales. «Demostramos que todos estamos unidos por nuestro amor a la Semana Santa y somos conscientes de lo que representamos», dijo Simó, quien recordó las palabras del Evangelio de Lucas que dicen: «Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir», recordando la celebración del Año de la Misericordia.

El presidente de la junta de cofradías llamó a los cofrades a procesionar «cómo sólo sabemos hacer, con nuestro orden, música, luz y flor, para que sigamos sintiéndonos orgullosos de nuestra Semana Santa».

López también reivindicó «el arte» de las fiestas pasionales. «Pero un arte muy especial en el que una muestra de sólo cuatro colores es capaz de llenar las calles de poesía», dijo el alcalde, quien invitó a los procesionistas a decir con orgullo que son cartageneros, como él mismo reconoció hacer.

La comitiva se desplazó tras el acto a la basílica de la Caridad, donde fue recibida por la Nazarena Mayor, Paqui Bueno, para hacer una ofrenda a la Patrona.