Fue a finales de los años veinte del siglo pasado cuando la compañía ´Gas Levante S.A.´ se hizo con el control de la Fábrica de Gas de Cartagena, y por ello de la distribución del mismo tanto a empresas como a particulares. Y precisamente pensando en estos últimos tuvo a bien inaugurar una espectacular tienda-exposición en la céntrica plaza de San Francisco, la Glorieta de los cartageneros. Hay que decir que antes de la inauguración, que se produjo el mes de mayo de 1929, la compañía no dudó en insertar publicidad en la prensa local en la que anunciaba grandes ventajas para los consumidores particulares. Entre estas ventajas incluía la rebaja del metro cúbico de forma que los primeros veinte metros se cobrarían al precio corriente, pero los que excedieran de esa cantidad lo harían con una bajada de diez céntimos. También especificaba que esta nueva tarifa sólo sería aplicable a los consumidores de gas de calefacción doméstica e industrial o que fueran cocinas, calentadores de baños, estufas y aparatos industriales. Está claro que tan buena noticia no hacía sino allanar el camino a la empresa que esperaría contar con nuevos abonados y clientes tras la campaña publicitaria.

El 14 de mayo tuvo lugar la inauguración de la tienda que se convirtió en todo un acontecimiento social dada la gran cantidad de invitados a la misma. Ejercieron de anfitriones el ingeniero director Antonio Marro, el consejero Luis Delgado y el subdirector de la fábrica José Luis Terry que obsequiaron a la concurrencia con unos pequeños detalles. La decoración de la misma según afirmaba la prensa local era de «estilo cubista» y el encargado de diseñarla fue el arquitecto Lorenzo Ros Costa, gran impulsor en nuestra ciudad del conocido como ´Art-decó´.

La exposición contaba con aparatos a base de gas con utilidades como cocinar, planchar, estufas para calentar habitaciones y hornos de repostería y de cocer pan. También llamaban la atención los denominados ´autococedores´ y los ´Baños de María para leche´. Es de suponer en este último caso que serían recipientes para aplicar esta técnica culinaria.

En cuanto a las instalaciones ofrecidas por la compañía las había de varios tipos, al contado con un descuento del veinte por ciento sobre el valor del material, a plazos de cuatro meses con un descuento del 10%, y en régimen de alquiler en el que el abonado pagaba los jornales de ejecutar la instalación y un alquiler mensual proporcional al valor de la misma. Una última modalidad bastante llamativa era la del ´contador de previo pago´, a base de los llamados monederos, y que no era otra cosa que un contador junto a los aparatos que funcionaba con monedas y con el que el usuario insertaba la cantidad que fuera a necesitar en gas. Pese a toda la parafernalia llevada a cabo con la tienda-exposición hay que decir que no permaneció mucho tiempo abierta, y más bien fue un reclamo temporal de la compañía ´Gas Levante S.A.´ que durante varias décadas más gestionó el gas en la ciudad.