Las pinadas de Tentegorra, el monte Roldán, la Muela, Peñas Blancas, Perín y el barrio de la Concepción se están secando. El pulmón verde de Cartagena se muere. Sólo en la zona del Roldán y en las montañas aledañas a este mirador natural del Mediterráneo se encuentra afectado hasta el 45% del arbolado. La superficie 'enferma' alcanza las 1.300 hectáreas únicamente en torno a esta área verde de la ciudad portuaria.

La parte más dañada de todas es la solana de las montañas, donde la vegetación está expuesta a más horas de sol. La cara sur del Roldán, la que da al mar, está prácticamente muerta. No obstante, estos pinos no representan un problema para la salud y al estar en una zona de difícil acceso no serán repuestos por el momento. De todos modos, los expertos en la materia consideran que repoblar nuevamente con pinos tampoco es la solución. Por ello se estudia sustituir los bosques dañados por combinaciones de distintos tipos de matorral, variedad vegetal que se adapta mejor a la tendencia climatológica de la Región. El matorral cumple una función medioambiental igual o superior a la que desempeñan los pinares, pese a que el valor paisajístico de los mismos resulta bastante inferior a nivel visual.

La falta de agua y la gran sequía que atraviesa el Sureste español ha provocado que los niveles de savia de los pinos queden bajo mínimos, debilitándose así drásticamente el sistema inmunológico de los árboles. La falta de precipitaciones en los últimos años es el principal causante de la mortandad de los pinos. Este hecho favorece que varios insectos como el Ortomicus erosus y el Tomicus destruens, ambos de la familia de los escolítidos, acaben debilitando el tronco de los árboles. Hasta la fecha estos bichos convivían con los pinos pero no los invadían porque, al tener el agua que necesitaban, los árboles desprendían suficiente resina como para que estos animales perjudiciales no pudieran penetrar en ellos. Ahora que los troncos no tienen resina que les proteja, los bichos llegan incluso a depositar sus larvas en el interior de la corteza hasta secar por completo el árbol. La única medida útil por el momento, aunque no efectiva al 100%, ha consistido en poner trampas de captura masiva con atrayentes para estos animales y eliminar también la corteza de las zonas afectadas.

Los insectos son conocidos popularmente como 'barrenillos del pino' o 'perforadores' y están acabando con todos los pinos de repoblación de Cartagena, aunque no son el principal causante de la mortandad de los mismos. A modo comparativo, son como el picudo rojo que seca las palmeras. Sus efectos se notan incluso más allá de las cinco colinas de la ciudad portuaria y están tirando por los suelos buena parte de los pinares del valle del Guadalentín. El Cabezo Gordo del Campo de Cartagena tampoco se libra de esta devastadora plaga de insectos y sequía.

Plantados por el hombre

Muchos de los arbustos superan el cuarto de siglo de vida. Todos ellos tienen en común que fueron plantados por el hombre en lugares donde nunca antes hubo árboles. El Ejército efectuó muchísimas de las repoblaciones que hoy agonizan en Cartagena. Con la perspectiva que sólo el paso del tiempo otorga se cree incluso que fue un error plantarlos. No obstante, la antigüedad que atesoraban los pinares y la buena salud que presentaban hizo que muchos expertos dieran por «consolidados» estos nuevos bosques. Esta idea cambió cuando la zona del monte Roldán comenzó a enfermar hace tres años.

La propia Comunidad Autónoma, entidad competente en aquellos terrenos de dominio público, ha realizado labores de monitoreo y trabajos de corta y eliminación de arbolado por toda la Comarca. También están haciendo un seguimiento sanitario para conocer el estado poblacional y los ataques causados por los insectos perforadores. La consejería de Medio Ambiente reconoce que el Roldán es el área más afectada de Cartagena. La Administración regional ha actuado sobre unas 60 hectáreas situadas en sus proximidades, concretamente en la zona militar de La Algameca y en los terrenos de Tentegorra que son propiedad de la Mancomunidad de los Canales del Taibilla.

En otras zonas como La Muela, Peñas Blancas o Perín -donde los insectos iniciaron sus ataques en otoño de 2014- la Comunidad no actúa porque los pinares están en cotos privados donde no se puede intervenir si no hay una voluntad expresa por parte de los propietarios de las fincas afectadas. Al margen de la intervención autonómica, una joven ha reunido cerca de trescientas firmas en Internet a través de Change.org para salvar el pulmón verde de Cartagena y el alcalde de Cartagena, José López, -asiduo senderista- ya ha mostrado su preocupación por el estado de los montes a través de su perfil en Twitter.