En nuestro callejero hay algunas vías asociadas a elementos urbanos o arquitectónicos que seguro han hecho preguntarse a más de un cartagenero por el origen de su nombre. Sirva como ejemplo la calle Huerto del Carmen, en referencia al huerto que poseía el convento carmelitano en su parte trasera, o el Arco de la Caridad que protagoniza la historia de hoy. Para conocer el por qué de su denominación nada como ver lo que de ella nos contaba el que fuera cronista oficial de nuestra ciudad, Federico Casal, en su libro Historia de las calles de Cartagena.

Según Casal en 1777 el hermano mayor del Santo Hospital de Caridad presentó a la ilustre Junta de Propios y Arbitrios del Ayuntamiento una petición muy razonada. En ella decía textualmente que «ha premeditado dar más extensión a las quadras de los enfermos, y dedicar nuevamente otras para curación del mal venéreo y achaques contagiosos, como también para convalecencia, elevando para este efecto el edificio que actualmente sirve de almacén de utensilios de la Tropa de Guarnición pero mediando entre él y éste, la calle de la Caridad Vieja que los divide, no puede verificarse el propuesto piadoso fin sino por medio de un pasadizo que corriendo sobre los aires de la citada calle haga comunicables los dos edificios». Y así fue cómo nació ese arco que durante más de siglo y medio marcaría el comienzo de la calle San Vicente dando lugar a diferentes situaciones. Entre las menos agradables, y que el cronista obviamente no contó, se encuentra la de haberse instalado en él una columna mingitoria que cumplió su función hasta que se retiró debido a las quejas vecinales.

En sus inmediaciones se hallaban las cocheras de los carruajes fúnebres, servicio que realizaba el Hospital de Caridad y cuyos beneficios se destinaban al mismo. Pero quizás una de las facetas menos conocidas de este arco sería la de servir de cobijo a los tronos de Semana Santa cuando aparecía la siempre temida lluvia. Un cometido que también realizarían igualmente la propia Iglesia de la Caridad y el Parque de Artillería al estar situados ambos en las cercanías del itinerario de las procesiones.

El 10 de enero de 1944 el hermano mayor del Hospital de Caridad, Mariano Pasqual de Riquelme y Bohigas, presentaba una instancia al Ayuntamiento pidiendo permiso para proceder a la demolición del Arco de la Caridad debido a su estado ruinoso. Ese mismo día la comisión informativa de Fomento y Policía Urbana del consistorio autorizaba las obras que se llevarían para siempre un clásico del paisaje urbano de nuestra ciudad.