Lanzó la bengala para que sus amigos, con los que había quedado para avistar ovnis, supieran que había llegado; pero asegura que, al caer, el cohete ya se había apagado porque así lo ponía en las recomendaciones de uso del fabricante. Ese fue el argumento que esgrimió ayer Andrés S. A. para defender su inocencia frente a la acusación que le considera autor de un incendio en la Sierra de la Muela -que arrasó unas 10 hectáreas en junio de 2012- al lanzar un artefacto pirotécnico.

Así, el acusado sostuvo ante los magistrados de la Audiencia Provincial y ante preguntas del Ministerio Fiscal y de su letrado defensor, Francisco Valdés-Albistur, que ese tipo de artefactos -que contaba con un paracaídas para ralentizar su caída- son aptos para su uso en el monte, ya que se apagan antes de caer al suelo, y no son peligrosos, por lo que en ningún momento consideró que pudiera causar un incendio.

Una declaración que choca con la aportada por agentes del Seprona de la Guardia Civil, que fueron tajantes: «Utilizar cualquier elemento de pirotecnia en un monte es una acción irresponsable y más aún cuando se trata de una zona protegida, como es el caso de la sierra de la Muela», dijo uno de los agentes.

No obstante, desde la defensa se sostuvo en todo momento que no ha quedado probado que fuera la bengala la causante del incendio, que provocó que los servicios de emergencia tuvieran que acudir al lugar a rescatar a cuatro excursionistas que estaban en la zona.

Así, los investigadores de la Benemérita que analizaron el foco del incendio sólo pudieron precisar un área de origen, aunque no el punto exacto. Además, los mismos agentes explicaron que al aparecer el cohete en el monte, fue cuando acotaron la zona para centrar la investigación sobre ella.

Conducta sospechosa

El acusado, preguntado por el Ministerio Público también reconoció que se marchó del lugar tras lanzar la bengala, pero que el fuego aún no había comenzado. Al descender del monte vio coches de emergencias y decidió regresar. Los propietarios de una de las viviendas de la zona vieron como el procesado dejó su coche en la falda y se adentró en el monte para luego regresar y permanecer en el vehículo una media hora, lo que les resultó sospechoso. Así se lo hicieron saber a la policía, que fijó en el acusado sus sospechas.

Una vez detenido, el procesado confesó que había lanzado la bengala y que llevaba una caja de artefactos que dejó en el monte por olvido -pese a que en un primer momento dijo que se la había robado-, ya que tenía un barco y tenía que cambiar los cohetes para una inspección.

Al término de la vista, la Fiscalía mantuvo su solicitud de 9 años de prisión para el acusado por causar el incendio y poner en peligro la vida de personas.