Los tres casos de institutos de la ciudad donde ha proliferado la violencia en las aulas en los últimos días, con la detención de tres menores por amenazas a compañeros y profesores, no cogen por sorpresa a la vocal de Comunicación de la Asociación de Psicopedagogía y Orientación de Murcia (APOEMUR), Laura Gallego, quien afirma que «cada día se producen casos similares en la mayoría de centros». «Se trata de un problema estructural derivado de la crisis y la falta de las normas de educación necesarias en los jóvenes».

¿Qué opina de los casos de violencia en las aulas que se han conocido en las dos últimas semanas en la ciudad?

No son una sorpresa. En los centros, los problemas de convivencia son normales porque el conflicto forma parte de la propia convivencia, pero hemos llegado a un punto en el que los chicos se relacionan entre sí hablándose con insultos, con un tono de relación muy agresivo.

¿A qué se debe esta actitud?

Carecen de las normas de educación necesarias que permiten la amabilidad en el trato y los índices de violencia tanto en la televisión como en internet son muy grandes. Creemos que todo esto pasa desapercibido para ellos, pero no es así. El problema es estructural y viene dado por una situación de crisis devastadora.

¿Cómo influye la crisis en estos casos?

Muchos chicos llegan ahora a clase sin haber cenado, sin atención emocional, incluso, sin aseo. Es una realidad sangrante. Hay alumnos cuyos padres están desahuciados, con depresión o en procesos de separación, lo que influye en los niños porque carecen de modelo.

¿Existe falta de atención sobre los niños?

Nosotros preguntamos a algunos escolares a quién tienen en casa para ponerlos a estudiar por las tardes y muchos responden que están solos. Incluso se calientan la comida al mediodía. Los niños necesitan referentes y modelos y ahora no cuentan con ellos. Deben valorar su puesto escolar, poder acudir a un centro, pero nadie en casa se lo hace ver. Creemos que el acceso a la información lo hace todo más fácil, pero ellos no están formados para asimilar todo lo que pueden encontrar en los medios. Tenemos que enseñarles cómo asimilar todo esto.

¿Qué papel juegan las nuevas tecnologías en esta actitud de los escolares?

Creo que hay que tener mucho control sobre el acceso a la información de los jóvenes a través de internet, incluso a través del teléfono móvil. Creo que el móvil es un grave problema para los escolares y ellos no se dejan convencer de esto. Modifica sus conductas sociales y de su relación con los padres y la sociedad. Yo podría una normativa que prohibiera el uso de móviles a menores de edad. Hay niños con nueve años con tablet con acceso a internet, cuando debería estar jugando a las canicas con otros compañeros. Lo deben conocer, claro, pero con mucho control parental, ya que ellos no tienen la capacidad para gestionar estos aparatos.

¿Qué papel tiene el orientador respecto a los problemas en los centros?

Ofrecemos asesoramiento personal tanto a los alumnos como a los familiares y existen talleres y modelos de programas que se desarrollan en las tutorías. Lo que pasa es que con los recortes el trabajo del orientador se ha extendido y ahora apenas tenemos tiempo para poder dedicarlo a casos concretos porque tenemos más horas lectivas y otros temas que tratar. El orientador es fundamental, ya que analiza qué sucede y gestiona los medios más eficaces para afrontar los problemas y para prevenirlos.

¿Sentís el respaldo de la administración?

Hay muchos programas regionales que ayudan a atajar estos problemas, pero los continuos cambios en la ley de educación han provocado que se implante una ideología concreta, pero ninguna mejoría. Además, la última reforma, sobre el papel, acaba con las medidas de atención a la diversidad que se han conseguido en los últimos años.