­­Una edición tan especial como la de este año no podía quedarse sin uno de sus actos más importantes y, finalmente, este domingo tuvo lugar la Batalla por la conquista de Qart Hadast.

Como no podía ser de otra manera, Roma se impuso a las desprevenidas tropas carthaginesas y el gobernador Magón acabó por entregar la ciudad al imperio romano, que la gobernó durante seis siglos y la convirtió en la auténtica joya del Mediterráneo.

La lucha comienza tras una fallida negociación, en la que Escipión pretende una rendición sin sangre y Magón no quiere ponérselo tan fácil a los romanos.

Catapultas cargadas y bolas de fuego intentan disuadir a los guerreros de uno y otro bando, pero finalmente se inicia la contienda cuerpo a cuerpo y los carthagineses no pueden resistir el envite y roma se impone.

Aunque la batalla se exhibió algo mermada, debido al cambio de día y a la necesidad de reducir algunas de las escenas para hacerla cerca de media hora más corta, el público respondió muy bien a los festeros llenando los graderíos y las inmediaciones de la cuesta del Batel.

El Gran Circo Romano volvió este domingo a las Fiestas de carthagineses y Romanos y lo hizo por la puerta grande, aunque con 45 minutos de retraso.

Después de cuatro años sin celebrarse, debido a que suponía un coste muy alto para los festeros, el espectáculo no dejó a nadie indiferente.

El cuantioso público que se congregó en el coso portátil participó en muchos de los números que se desarrollaron durante la velada.

A la lucha grecorromana, le siguieron las pruebas de habilidad en la que seis jinetes de Leyend pidieron la implicación del público. Después los gladiadores saltaron a la arena para combatir, seguidos de las espectaculares carreras de bigas, y tras éstas, las coreografías de las bailarinas que calmaron la sed de sangre de los presentes.

Poco antes de comenzar el espectáculo, se produjo un revuelo en la taquilla debido a que algunas personas no tenían sitio y reclamaban su dinero. El problema fue que las lluvias de estos días dejaron el terreno muy inestable y tuvieron que inhabilitar parte del graderío.

El Apagado del Fuego Sagrado y el castillo de fuegos artificiales ponen punto final a esta especial edición de Carthagineses y Romanos, en la que se ha conmemorado, no sólo la historia de la ciudad de Cartagena, sino también los veinticinco años que han convertido esta fiesta en una tradición.