Una bandera izada a la entrada del Campamento festero anuncia que ha llegado el año 25 de las Fiestas de Carthagineses y Romanos. Unas bodas de plata que ya han comenzado. De hecho, poco después del tradicional acto del apagado del fuego sagrado, un pequeño desfile arranca desde el fondo sur del estadio Cartagonova para acudir al escenario del recinto.

Una cabecera de tragafuegos abre camino entre la muchedumbre que se ha reunido en la explanada del campo de fútbol para despedir las Fiestas. Festeros con trajes históricos, de los primeros que aparecieron en los festejos allá por finales de la década de los 80, muestran cómo ha evolucionado no sólo la Gran Fiesta del Mediterráneo, sino también los propios grupos carthagineses y romanos para dar mayor esplendor a la ciudad y a su historia.

Un total de 25 niños portan los mismos globos para soltarlos en el acto y que vuelen al firmamento nocturno. Uno por cada año, uno por cada batalla ganada y edición conseguida, pese a los recortes de los últimos años y a una gestión de las Fiestas que poco a poco se vuelve a encauzar.

Es el presidente de la Federación de Tropas y Legiones, Javier Ibernón, quien se dirige a los miles de festeros y visitantes presentes para dar el inicio a este aniversario. Sobre los actos que se programarán durante el año, el órgano festero aún no habla, aunque sí que confirma que se está trabajando en muchas parcelas para darle mayor promoción a las fiestas históricas. Es cierto que uno de los objetivos de esta nueva Federación -esta ha sido su primera edición al frente de los festejos- ha trabajado este año para conseguir que el cartagenero vuelva a creer en sus fiestas, en la recreación de la historia de la ciudad. Pero también es hora de apostar fuerte. Desde Federación ya lo saben y trabajan en ello.

Se vuelve a encender la llama que acaba de ser apagada y que da por concluida la XXIV edición de Carthagineses y Romanos, en un acto íntimo también en el escenario del Campamento que tiene el fuego como principal protagonista. Los estandartes de tropas y legiones acuden a la última cita del programa que deja paso al año vigésimo quinto de las fiestas históricas con cuestiones todavía en el tintero: situación de la Legio II Navalis y llenar o no el hueco dejado por los Discípulos de Esmún, entre otros asuntos.