No fue una bacanal, pero los romanos disfrutaron la madrugada de ayer de numerosos manjares durante la celebración un año del Feriae Latino en el campamento festero. Se dieron un homenaje comiendo y bebiendo a cuerpo de rey, ya que muchos se tumbaban para reposar y descansar tras otra larga e intensa jornada de fiestas.

La transformación de la vía Escipión se inició con la procesión de Emilia Paula por el campamento, tras recibir el homenaje de Roma en el puerto. Después, las delicias de la tierra como las migas, los michirones y las albóndigas pasaban de mano en mano, como también lo hacía el vino y otros brevajes y pócimas para calmar la sed y animar el espíritu. Había que recobrar fuerzas porque aún quedaban muchas fiestas por delante, una batalla que ganar y menos tiempo para divertirse.