Nunca se han juntado tantos, aunque la ocasión merece la pena. Unos ochenta descendientes de Isaac Peral asistirán hoy en Cartagena a los actos que se celebran para rendir homenaje al inventor cartagenero, así como a la inauguración de la nueva sala que le ha dedicado la Armada en el Museo Naval.

La mayor parte de ellos llegaron anoche y quedaron a las diez y media en el puerto, junto al barco-restaurante La Patacha, muy próximo a las antiguas atarazanas del Arsenal, que albergan la nave donde se ha restaurado el submarino y donde se exhibirá a partir de hoy. Así, pudieron acercarse a las instalaciones museísticas y comprobar cómo ha quedado este espacio.

Hay una gran ausente, Manolita, la única nieta de Peral que sigue con vida y a la que la Armada ha invitado a asistir, pero reside en Barcelona, su salud es delicada, ya que tiene 97 años y se mueve en silla de ruedas, por lo que no podrá asistir. «Seguro que seguirá la ceremonia como pueda y se emocionará», apunta Javier Sanmateo, portavoz de la familia.

Los demás están casi todos. Y es que Sanmateo calcula que debe haber en torno a 120 descendientes de Peral entre bisnietos, tataranietos y trastaranietos (como se llama a los de la quinta generación) repartidos por media España y hasta en el extranjero.

Como no podía ser de otro modo, la familia de Peral también será protagonista de los actos que se celebran hoy. Tienen reservada una grada en el Arsenal Militar para seguir el homenaje central y el más veterano de los que se han trasladado a Cartagena ha sido designado por los descendientes para acompañar al Príncipe Felipe en algún momento de la ceremonia. «Suponemos que será para llevar con él la corona en el Homenaje a los Caídos», comenta el portavoz familiar. Curiosamente, este elegido se llama Isaac Peral, aunque su segundo apellido es Díaz de Bustamante. «No es el único Isaac Peral en la familia, hay muchos y hasta a algunas niñas le han puesto Isaac de segundo nombre», explica Sanmateo.

Ellos, sin duda, sentirán hoy ese plus de emoción que da saber que un familiar logra el reconocimiento que merece.