No son doblones de oro ni monedas de plata, pero su valor arqueológico es tan importante como el tesoro de La Mercedes que descubrió la empresa Odyssey frente a la costa portuguesa. Al menos lo es para conocer la historia, sobre todo, la de Cartagena. Y es que los fondos de la dársena de la ciudad portuaria escondían un barco romano del siglo IV después de Cristo que ha sido descubierto por los buzos del Museo Nacional de Arqueología Subacuática (Arqua).

Además, los trabajos que se han llevado a cabo durante los últimos cuatro meses como parte del Plan Nacional de Protección del Patrimonio Cultural Subacuático Español también han permitido localizar otro buque de finales del siglo XVIII o principios del XIX, informó el Gobierno.

Los arqueólogos han recuperado en sus prospecciones numerosos objetos de gran valor arqueológico en tres yacimientos distintos situados en plena dársena de Cartagena, justo enfrente de donde se encontraba la antigua sede del museo, cerca del faro de Navidad. «Están aquí mismo», resaltó el director del Arqua, Xavier Nieto.

Símbolos cristianos

El pecio romano cubre un déficit de restos del Bajo Imperio romano que existía en el museo, admitió Nieto. De hecho, se han localizado en el barco algunos objetos de la tripulación con símbolos cristianos. Los arqueólogos apuntan que el navío del siglo IVtransportaba un cargamentp heterogéneo con ánforas de origen africano que contuvieron vino y aceite, otras de origen bético y lusitano para llevar conservas de pescado, además de lucernas y materiales diversos para el uso de la tripulación. Los profesionales creen que se trata de un barco que redistribuía productos desde un puerto andaluz hasta Cartagena.

Por su parte, el hallazgo del buque de finales del siglo XVIII constata el auge del puerto de Cartagena tras la construcción del Arsenal Militar en ese mismo siglo. Los arqueólogos continúan analizando lo encontrado, aunque parece que en los primeros sondeos han localizado la cocina del navío, dada la abundancia de ollas con marcas de fuego, fuentes, vajilla de mesa, cubiertos, botellas de vidrio, aceiteras y hasta un tonel.

Evolución de la línea de costa

Las prospecciones han servido también para situar un tercer yacimiento con numerosos objetos perdidos o arrojados voluntariamente por los marineros a lo largo de los años. Destaca una colección de pipas para fumar bellamente decoradas, desechos de alimentos como huesos de animales o semillas de frutas, vasijas de cocina. Los técnicos creen que eran tirados al mar por los marinos durante los periodos de fondeo. Este yacimiento posibilita profundizar en un estudio que junto al que está desarrollando la Universidad de Murcia desde tierra, permitirá avanzar en el conocimiento de la evolución de la línea de costa.