La crisis económica, el creciente uso de las nuevas tecnologías para comprar on-line, la apertura de grandes centros comerciales y cierto desapego del cliente hacia el comercio tradicional son los ingredientes de un cóctel que los establecimientos de la rama de la cultura no acaban de digerir. Hasta la decana de las librerías de Cartagena, Escarabajal, con 124 años al pie del cañón, ha sufrido los efectos devastadores del tremendo cambio en las costumbres comerciales. El impacto ha sido de tal magnitud que va a cerrar una de sus plantas, la dedicada al libro técnico, y está liquidando la sección de papelería.

La responsable de la librería, Ana Escarabajal, explicó a esta redacción que cuando comenzó la crisis económica en 2008, «pensé que aguantaríamos la coyuntura como hicimos en otras situaciones similares, como en la crisis de los 90 o la del euro, pero no nos esperábamos esto». Y es que los tres últimos años han sido desastrosos para la venta de libros. «A partir de aquel año empezamos a tener unas pérdidas acumuladas de un 20 por ciento respecto al año anterior, hemos tenido problemas incluso para afrontar las nóminas de los trabajadores y pagar a los proveedores hasta que ha llegado el momento en que no podemos mantener los gastos que supone tener tres plantas abiertas», precisó la librera.

La opción por la que se ha decantado Escarabajal ha sido por reducir –de una manera casi dramática– la superficie comercial de la librería y dedicarle un espacio más pequeño, lo que le permitiría reducir los gastos de forma importante. «Mi intención es seguir manteniendo el mismo tipo de librería que hasta ahora, pero para eso se necesitan clientes», subrayó la empresaria cartagenera.

La reestructuración de la librería lleva aparejada la reducción de plantilla. De hecho, ahora serán dos personas las que la atiendan cuando en los buenos tiempos han llegado a trabajar en la tienda «hasta quince personas», recordó. Ana Escarabajal quiso destacar «la esperanza e ilusión» con las que ha trabajado su equipo durante el último año, «que es lo que nos ha hecho aguantar hasta ahora».

Una de las cosas que aún están en el aire es el destino que se le dará a la planta superior, donde dejará de ofrecerse libros técnicos y especializados, «que ya se compran casi exclusivamente por Internet». «Esperaremos a septiembre para definir el uso definitivo de los espacios», añadió la librera.

Escarabajal, que durante muchos años ha sido prácticamente la única librería de la Región –sin contar centros comerciales– donde se han organizado encuentros con autores y todo tipo de eventos relacionados con la literatura, ha tardado más en tambalearse debido a su implantación en la ciudad, pero otras no han aguantado tanto. Atenas, Espartaco o V de Viñetas son otras librerías tradicionales a las que las grandes superficies, donde el libro se convierte en una mercancía más, han ganado la partida. Aún así, las librerías que permanecen, aún con la necesidad de adaptarse, pueden llorar por un ojo. El impacto ha sido mucho mayor en las tiendas de discos. La popular Carrot´s, que ha sido a la música lo que Escarabajal a la literatura, ya lleva muchos meses sumida en un profundo proceso de adaptación y remodelación, que supondrá convertir su establecimiento de la calle Santa Florentina en un espacio mixto donde la música y los videos tendrán un espacio casi testimonial y se centrarán en la hostelería, donde ya han hecho dos incursiones con éxito, una en la Alameda de San Antón y otra en la calle Real.