La imagen gigante del hondero balear que preside la entrada de la tropa carthaginesa es la responsable de que muchos de los visitantes de este grupo festero reciban una refrescante bienvenida a modo de chorro de agua que fluye entre sus piernas. A esta sorpresa, sobresalto para algunos, hay que unir otras, como los secuestros de visitantes, que son una práctica habitual, aunque las víctimas podrán disfrutar de un ´chorrito´ de vino dulce como compensación.

La tropa de los guerreros baleares promueve múltiples y variadas actividades, como conciertos, espectáculos cómicos, o eventos gastronómicos, para intentar ofrecer fiesta todos los días, como comentaba su presidente, Antonio Quiñonero. «Las fiestas nacieron para el pueblo y nosotros invertimos todos nuestros esfuerzos para ofrecer los mejor de ellas, recordó el representante de la tropa.

Además, este es el segundo año en el que la tropa está trabajando en modernizar su caseta, que han querido adaptar a las exigencias del público.

La tropa nació del entusiasmo de un grupo de amigos que deseaba vivir las fiestas desde primera fila y crearon el un grupo que recrea a los guerreros de las islas Baleares de la época púnica. Destacaban por su destreza en el tiro con honda y fueron reclutados por el general Aníbal para combatir contra los romanos. Esa particular habilidad es un requisito imprescindible para formar parte de la tropa. «Nosotros nos encargamos de formar a todos los que acceden con desconocimiento en la materia. Aún así puedo presumir de contar con buenísmos honderos, que han sido invitados por la Federación Balear de Tiro con Honda para participar el próximo octubre en la convención que organizan» señalaba el presidente de la tropa carthaginesa.

Además de exhibir su maestría con la honda, los nuevos integrantes deben demostrar los primeros días de fiestas que merecen ser honderos. Los veteranos organizarán una serie de pruebas con las que probarán su valía, que culminan el día previo a la batalla con el juramento de fidelidad al dios de la tropa.