Cartagena tiene el gran reto de convertirse en una ciudad turística de primer orden y la alcaldesa la ha puesto al frente de Turismo, ¿es una gran responsabilidad?

Aún hoy estoy intentando asumirla. Siempre he preferido ser marinero a capitán. Tenía asumido que al haber trabajado en la asociación de vecinos y en la junta vecinal de Pozo Estrecho, me tocaría algún distrito y cuando Pilar me llamó para decirme que iba a llevar Turismo y Medio Ambiente, me tembló todo el cuerpo y me entró un ataque de pánico, por la alegría y la responsabilidad que conlleva este cargo. Me encanta el turismo porque además he trabajado el sector y lo conozco. Cartagena ya no es un brillante en bruto, se está puliendo y mi misión es sacarle todo el brillo posible para que el turista que venga no se quiera ir y la venda: el turista es la mejor publicidad, el boca a boca es fundamental y más barato que cualquier promoción.

Barreiro confía en el turismo como una fuente de creación de empleo, ¿qué tipo de políticas se pondrán en marcha para reducir el paro?

Hay que trabajar mano a mano con la hostelería, los establecimientos hoteleros, los comercios y los taxistas. El turismo y los servicios son lo más importante y si se trabajan bien, se puede llegar muy lejos.

Dentro de Medio Ambiente un apartado importante es la movilidad, ¿cómo piensa fomentarla?

Para empezar a trabajar, primero quiero escuchar tanto a los vecinos con sus quejas y necesidades como a mis compañeros. De momento he estado viendo el servicio Bictiy porque hay que relanzarlo de nuevo. Es una pena que el ciudadano no le saque todo el partido. Se cambió el sistema para evitar los robos y el vandalismo, pero hay que hacerle entender al ciudadano que si el trámite es más complejo, es para mejorar el servicio y mantenerlo. Además, quiero trabajar en la reducción de gases efecto invernadero para cumplir con el pacto de los alcaldes y rebajarlos un 20% antes de 2020.

¿Cuál es su yacimiento favorito de Cartagena y que zona del municipio recomienda para hacer turismo?

El Augusteum de la calle Caballero, me gusta mucho. Yo les aconsejo que primero vengan a Pozo Estrecho porque yo vivo allí, y que prueben un asiático en el bar de Federico.

¿Qué aconseja a sus amigos cuando vienen a la ciudad?

Además de que visiten el Teatro Romano, el Arqua o el Palacio Consistorial que es una maravilla por dentro –y que ni la mitad de los cartageneros saben que se puede visitar– y que se den una vuelta por la bahía en el catamarán de Puerto de Culturas. También les digo que se den un paseo por la zona peatonal desde la plaza de España al puerto, la calle Real y que conozcan otras zonas, como el parque de Los Juncos y Ciudad Jardín.

¿Cree que los cartageneros valoramos las joyas turísticas que tenemos?

Sinceramente, no. La mitad de los cartageneros no conocen bien su municipio. Las políticas turísticas no sólo se deben dirigir al visitante, sino también al cartagenero, que no es sólo el que reside en el núcleo urbano, sino también el que vive en los barrios y diputaciones. El cartagenero debe ser el mejor embajador de la ciudad.

¿Considera que la hostelería está a la altura de una ciudad turística de primera?

Roma no se construyó en un día. Si miramos hacia atrás hemos ido creciendo y mejorando, aunque siempre quedan deberes. Hace años no sabíamos donde tomar un café y ahora tenemos que pensar porque hay donde elegir. Yo creo que un aspecto primordial es que la calle esté limpia y en eso los hosteleros deben ser responsables de la parte que les toca.

¿Hay potencial turístico en Cartagena más allá del centro y sus yacimientos y las playas?

El municipio es muy grande: hay campo, vinos, molinos de viento. Hay que fomentar rutas, el turismo rural es un filón sin explotar y me gustaría impulsarlo.

Auditorio, Palacio de Deportes y cruceros, ¿han calculado el incremento de turistas?

Va a ser impresionante y tenemos que estar preparados y bien para la avalancha de visitantes. Mi obligación es atraerlos y conseguir que les apetezca volver, pero es una responsabilidad de todos incluido del ciudadano que debe recoger las cacas de su perro cuando lo saque a pasear. El cartagenero debe cuidarla para venderla con la misma pasión que pone en la Semana Santa o en Carthagineses y Romanos.