Como si fuese un gran gigante que despierta de un largo y pesado sueño, la nueva refinería de Repsol en Cartagena comienza poco a poco a moverse. Sus primeras unidades de producción ya se están poniendo en marcha después de cuatro años de obras y de que se compruebe que todo se ha instalado correctamente y que cumplirán el trabajo para el que han sido diseñadas. A estas tareas de comprobación previa se les denomina comisionado. Uno de esos equipos que empiezan a funcionar es el bloque de combustible, del que dos de las cuatro antorchas que posee ya se han encendido y su llama ya forma parte del paisaje industrial del valle de Escombreras.

Fuentes de la compañía explicaron que, además del bloque de combustible, también están funcionando las unidades de energía que suministran a todo el complejo industrial. Estos son los primeros equipos que han superado las tareas de comisionado, aunque aún quedan muchas por hacer antes de que la refinería esté a pleno rendimiento. Así, según un portavoz de la empresa, están programadas 400.000 pruebas de comisionado, que llevarán a cabo quinientas personas, «muchas de ellas procedentes de otros complejos industriales en los que ya

existen algunos de los equipos instalados en Cartagena».

La construcción de la refinería se encuentra ya próxima al cien por cien y está previsto que acabe en el semestre que empieza ahora. Mientras tanto, se llevan a cabo las tareas de comisionado de las unidades terminadas.

Una vez acabadas las obras, se habrá trabajado en la construcción de la refinería más de dieciséis millones de horas.

El coste total del proyecto ha sido de 3.200 millones de euros, lo que la convierte en la mayor inversión industrial acometida en la historia de España. Está previsto que cuando la planta esté a pleno funcionamiento emplee a 700 personas de manera directa y genere otros 1.500 trabajos de manera inducida. Su impacto económico permitirá el mantenimiento y creación en la comarca de empresas especializadas en los

sectores de electricidad, mecánica o calderería.

Uno de los principales beneficiados por la nueva refinería será el puerto de Cartagena, que verá aumentado de forma importante el tráfico de petroleros. Según los cálculos de la propia compañía, de los 11 millones de toneladas anuales de crudo que pasan por las instalaciones portuarias se llegará a los dieciocho millones.

El grueso de la producción de la nueva refinería será gasoil, combustible del que España es deficitario.

La antigua refinería, construida en los años 50 del pasado siglo, seguirá en marcha y se integrará en la nueva a través de una compleja red de tuberías.