El sulfuro de hidrógeno es un gas muy tóxico, pese a lo cual causa menos muertes que otros gases, como el cianhídrico, porque se detecta rápidamente debido a su mal olor. Sin embargo a partir de determinadas concentraciones ´duerme´ el olfato y las personas afectadas ya no perciben el hedor. Si la concentración sigue subiendo, se puede producir la muerte. Como su densidad es mayor que la del aire se acumula en lugares como pozos ciegos, donde ha causado víctimas mortales. A menudo se producen varios afectados, una primera víctima cae inconsciente y luego se desvanecen quienes intentan el rescate sin el equipo de protección necesario. Se encuentra naturalmente en el petróleo, aguas pantanosas o desagües.