Luis (nombre ficticio) es funcionario de prisiones retirado y ha trabajado en el penal de San Antón durante 28 años. Por cuestiones de seguridad prefiere que no se desvele su identidad ni que se publique su imagen. «Han sido muchos años en la prisión y hay que ser precavido», explicó.

Luis ha controlado a todo tipo de presidiarios, incluidos etarras y miembros de los Grapo que pasaron por la cárcel de San Antón, ya que era considerada una de las más seguras de España. «De etarras y grapos mejor ni hablar porque eran piezas de cuidado», subrayó. Entre los presos ´ilustres´ que ha vigilado destaca a Eleuterio Sánchez, conocido como El Lute. De hecho, Luis recuerda el día que llegó a prisión. «Era un tipo que te trataba con respeto. Lo trajeron aquí después de que se fugara del penal de Cádiz. Cuando vino me preguntó su podía traerse un colchón nuevo que había comprado y que se había dejado tras la fuga. Pedimos permiso y le dejaron traerlo, con la condición de que pagara los portes.Cuando tocó el turno de revisar las celdas, toqué el colchón y el tacto era extraño. Lo rompimos y en su interior había dos limas y un destornillador. Le avisamos y nos respondió que ni se acordaba. Realmente parecía sincero y se notaba que lo que más le molestaba era que se había quedado sin su conchón nuevo», señaló sin perder la sonrisa.

Pero no todo era tan sencillo. Luis evoca como uno de sus peores momentos en prisión, el día que un preso se suicidó ahorcándose en el interior de su celda con el cinturón de su pantalón. «Fue realmente horrible. Es algo que no podré olvidar jamás», aseguró.

También hay otros presos a los que no puede olvidar, pero por motivos bien diferentes. «Había uno que era graciosísimo, que se llamaba Samario, y que nos hacía reir muchísimo. También hubo otro que cuando le dejaron en libertad nos pidió permiso para quedarse unas semanas más porque no tenía donde ir. El director le dijo que viniera a la hora de comer y le sacábamos un plato a la calle porque no tenía permiso para entrar. Es toda una vida que debe conservarse manteniendo el edificio», concluyó.