La prisión, donde sólo quedaban cuatro presos de tercer grado que acudían a dormir cada noche y que ayer fueron trasladados al Centro Penitenciario de Sangonera, cierra de forma definitiva. Desde hace tres meses se han revisado los casos de todos los internos y la mayoría han pasado a quedar bajo control telemático y pueden pernoctar en sus viviendas

La cárcel de San Antón acogió en la noche del martes a sus últimos reclusos, ya que sus puertas se cerraron ayer oficialmente, según indicó a esta redacción el director del Centro Penitenciario de Murcia, Francisco Marín.

El penal de San Antón acogía hasta ayer a cuatro reclusos de tercer grado que sólo acudían a sus instalaciones a dormir y que ya han sido trasladados a la prisión de Sangonera.

El resto de reclusos han pasado a estar incluidos en el sistema de control mediante medios telemáticos. "Hace tres meses decidimos que la Junta de Tratamiento revisara todos los casos para ver cuántos podían pasar a medios telemáticos, es decir, la famosa pulsera de control que permite que los reclusos duerman en sus viviendas. El resultado es que sólo quedaron cuatro reclusos, de los que uno saldrá en breve en libertad, por lo que hemos decidido proceder al traslado", precisó Francisco Marín.

Los tres funcionarios que quedaban en la prisión, ya que dos más se habían jubilado recientemente, también se han incorporado al centro penitenciario de Murcia.

El cierre se lleva a cabo debido a la inminente apertura del centro de inserción social (CIS) Guillermo Miranda. "Ya se ha hecho efectiva la comisión de servicios para el CIS, con lo que tenemos más problemas de personal. Por este motivo hablé con la dirección de personal y la secretaria general y les pareció razonable que cerráramos Cartagena", destacó Francisco Marín.

A pesar de que ya no hay presos, los funcionarios siguen trabajando en la cárcel para llevarse el material que queda allí. Además, están teniendo especial cuidado en las oficinas y demás dependencias administrativas para garantizar que no queda ningún documento.

Futuro del edificio

Con respecto al futuro del edificio, aún no está decidido. El director del Centro Penitenciario de Murcia ha propuesto que el inmueble, que se encuentra en el popular barrio de San Antón, sea remodelado y acoga una escuela taller y una sucursal administrativa del centro de inserción social Guillermo Miranda.

"Con esta sucursal administrativa se evitarían desplazamientos a los internos de la comarca de Cartagena y el taller sería muy positivo, pero todo está en el aire", precisó Francisco Marín.

Antes de adoptar una decisión, es necesario formalizar el cierre de la prisión y conocer qué tiene previsto para el inmueble Patrimonio del Estado, a la que pertenece.

Francisco Marín explicó a esta redacción que hay alguna organización no gubernamental interesada en gestionar la escuela taller para la inserción social si se pusiera en marcha.

"Es un buen proyecto, y sería una forma de evitar que el edificio se viniera abajo. Pero habrá que esperar a ver qué deciden", destacó Francisco Marín.

El decano del Colegio de Abogados de Cartagena, José Muelas, considera que el cierre definitivo de la cárcel de San Antón afectará sobre todo a las familias de los internos que quedasen cumpliendo el tercer grado. "No cabe duda que es más cómodo tanto para los familiares como para las personas que se encuentran en este régimen no tener que desplazarse a otro municipio", precisó Muelas, que recordó que, no obstante, a los abogados ya no les afecta la decisión de cierre. En este sentido, recordó que los ciudadanos de Cartagena ya decidieron en su momento rechazar la construcción de un nuevo centro penitenciario en la ciudad, que finalmente se levantó en Campos del Río, en la comarca del Río Mula, "y esta decisión hay que respetarla", añadió. El centro de inserción social de Murcia, donde cumplirán su pena los sometidos a tercer grado y a donde tendrán que ir los reclusos de Cartagena que se encuentren en este régimen, tiene capacidad para acoger a 300 personas. Por su parte, la prisión de Campos del Río estará en condiciones de empezar a acoger reclusos durante los primeros meses del próximo año.