Ha resistido el paso del tiempo impertérrito desde lo alto de la vivienda que corona. Ha superado guerras, tormentas y muchas horas de sol. Ha visto procesiones, desfiles y todo tipo de actos festivos y religiosos. Y ahora, después de casi cuatro siglos, recupera su belleza original gracias a un laborioso proceso de limpieza y rehabilitación. Un escudo del siglo XVII, el único civil que queda en la ciudad de aquella época, vuelve a ser blanco.

"Yo he nacido en este edificio y lo recuerdo negro de toda la vida. De hecho, con la restauración hemos descubierto que está hecho con mármol, ya que pensábamos que era de otro material", explica Manuel Roca Dorda, propietario de una de las viviendas del edificio en el que se encuentra este emblema. El escudo cuenta con un sol, un castillo y un yelmo, además de la leyenda 'Valer o morir', de la que procede el apellido Valero.

Los investigadores que han estudiado el blasón, con Mari Carmen Berrocal a la cabeza, concluyeron que pertenecía a una alta autoridad de la época, quizás a un gobernador o a un jefe de la Muralla. "No está claro de quién era y además no hemos conseguido localizar a ningún Valero, pero sí es definitivo que debía ser de un gran personaje", precisa Roca Dorda.

El escudo, que corona un edificio situado entre las calles San Francisco, Adarve y callejón Pocico, está catalogado como Bien de Interés Cultural, aunque sus propietarios han tardado más de veinte años en lograr las ayudas necesarias para poder restaurarlo y devolverle su imagen original. "Llevo veinticinco años luchando para arreglarlo y se ha logrado gracias a Casco Antiguo", resalta Dorda.