Hace solo diez años, pocos hubieran creído en una Cartagena como referente cultural de Mediterráneo. Hoy pocos dudan de que el destino de la ciudad está abocado irremediablemente a rentabilizar su pasado. En menos de cinco años, estarán abiertos casi el doble de museos que hay ahora.

El primero que empieza a tener claro este futuro es el cartagenero. Cualquier ciudadano de cualquier edad es capaz de explicar qué es la Casa de la Fortuna, o como localizar el Augusteum.

Los comienzos siempre son difíciles y hubo que saltar muchos obstáculos para llevar a cabo los grandes proyectos arquitectónicos que en los próxim11os años convertirán esta ciudad en un destino cultural de primera. Este mismo año estarán abiertos los que están considerados como las dos atracciones 'estrella': El Museo Nacional de Arqueología Submarina (Arqua), en junio, y el Museo Romano de Moneo, para la próxima primavera.

El primero de estos edificios es obra de Guillermo Vázquez Consuegra y presenta, junto al muelle, esa factura arquitectónica que propone estéticas espectaculares además de un importante y exclusivo contenido patrimonial. Su director, Rafael Azuar, cree que la primera asignatura la tienen que aprobar los propios cartageneros. "Queremos que el museo forme parte de la historia cotidiana de la ciudad y del disfrute de todos quienes están interesados en conocer el rico patrimonio que tenemos bajo las aguas", explica.

La directora del Museo Romano, Elena Ruiz Valderas, atesora toda la información del Teatro Romano, donde le salieron los dientes como arqueóloga, de excavación en excavación. Valderas recuerda que la transformación urbana que supondrá este proyecto es material de primera para el desarrollo de la ciudad. "El museo, el yacimiento y el nuevo Centro de Investigaciones Arqueológicas cambiarán sustancialmente la zona comprendida entre el Palacio Consistorial y el casco antiguo". Sólo este museo será capaz de convocar a cien mil visitantes anuales, según la alcaldesa, Pilar Barreiro, quien ha apostado por dejar a las generaciones venideras un legado arquitectónico de primera.

El resto de museos cartageneros seguirán la estela de estos dos nuevos edificios, ya que todos los centros culturales tendrán que ponerse al día. La concejala de Cultura, María Rosario Montero, no tiene dudas de que Cartagena se ha convertido en un importante destino "no sólo para el turismo, que es una importante fuente de ingresos, sino también para los expertos que miran a la ciudad con interés. En noviembre, seremos la sede del V Congreso Nacional de Arqueología, en el que participarán historiadores de todo el territorio nacional. Será una ocasión excelente para mostrar los nuevos centros que ya estarán abiertos entonces".

El nuevo Museo Naval estará abierto en 2001 en el antiguo Cuartel de Marinería (CIM). El centro en el antiguo edificio del siglo XVIII, con vistas al mar, albergará todo el material que no puede exponerse ahora en el edificio de la antigua Escuela de Aprendices de Bazán, propiedad de Defensa. El proyecto museístico está terminado. Sólo falta el edificio. "Seremos el mejor Museo Naval del país", dice satisfecho su director, Luis Delgado.

El abanico de museos se completa con el Arqueológico, que ahora más que nunca aplaza la posibilidad de trasladarse a un lugar más céntrico, el Parque de Artillería, con sus cañones 'Vickers', el 'Carmen Conde', utilizado sobre todo por investigadores, y el Museo de Etnografía de los Puertos de Santa Bárbara. Además también está el de carruajes 'Zamar', de propiedad privada y poco conocido en las rutas oficiales, pero muy visitado por turistas.

Esto no es todo. Hay otros proyectos que enriquecen esta oferta como el Palacio Viuda de Molina, que fue restaurado por el Ayuntamiento con el objetivo de convertirse en Museo de Semana Santa. Siete años después su futuro no está claro, aunque el Ayuntamiento ya ha realizado varias exposiciones para aprovechar este espacio.