Los últimos habitantes del poblado de Escombreras -que tuvo la entidad de un pequeño municipio hasta hace veinte años, cuando empezó a desalojarse- resisten y, de momento, no se marcharán. Así lo determina la sentencia del Juzgado de Primera Instancia número 3 de Cartagena, que ha desestimado la demanda de desahucio que presentó la petrolera Repsol, dueña de la zona, contra Juan Morales, que aún sigue vendiendo el pan al comedor de la refinería.

La sentencia, que se puede recurrir en apelación ante el Juzgado -aunque desde Repsol declinaron hacer declaraciones al respecto-, considera que Juan Morales, que ocupa el local comercial y la vivienda desde 1979, está pagando un canon trimestral a la petrolera. Aunque ya no hay vecinos en el poblado, Morales sigue elaborando pan y suministrándolo a la empresa que gestiona el comedor del complejo petroquímico de Escombreras.

Aunque Repsol argumenta que el contrato con el demandado era "en precario" (es decir, que podía disfrutar de la vivienda gratuitamente y que, en teoría, el acuerdo podía ser resuelto en cualquier momento), el juez considera que, aunque hace once años que el poblado no existe como tal, la empresa ha seguido cobrando el canon a Juan Morales, por lo que no se le puede desahuciar.

El abogado de Juan Morales, Miguel Carrasco Martínez, mostró su satisfacción por la sentencia "ya que desde un primer momento defendimos que existe un contrato de arrendamiento, como ha resulto finalmente la titular del Juzgado".

Indemnización o contrato

Miguel Carrasco señaló que la intención de su cliente es seguir trabajando, por lo que reclama o bien una indemnización, o un contrato de trabajo en la refinería hasta que a Morales, de 57 años de edad, le llegue la edad de la jubilación y pueda cotizar hasta el último momento. Carrasco insistió en que "estamos en disposición de dialogar con la compañía para llegar a un acuerdo".

Los terrenos del poblado de Escombreras son los que Repsol quiere utilizar para construir la ampliación de la refinería, sobre la que ya se están elaborando los proyectos de ingeniería, por lo que mientras no se llegue a un acuerdo, las máquinas no podrán empezar a construir.

Además de Juan Morales, hay otro vecino en el poblado de Refinería que tampoco se ha marchado pese a los planes de expansión de la multinacional petrolera.