Mercedes Merino García (Las Palmas de Gran Canaria, 25 de junio de 1970) es la corredora popular de la Región con más éxitos. Su nombre está inscrito en el palmarés de casi todas las pruebas que se disputan en nuestra geografía regional y también en las provincias limítrofes. Pero hace menos de un año 'desapareció'. ¿Se habrá cansado Mercedes?, se preguntaban muchos de esos running con los que compartía esfuerzo todos los fines de semana. Pero ni mucho menos estaba agotada esta canaria exjugadora profesional de balonmano; todo lo contrario: «Estaba en el mejor momento de mi vida», recuerda. Por culpa de una lesión tuvo que frenarse en seco después del Mundial para veteranos que se celebró en Málaga, donde fue subcampeona poco tiempo después de lograr un brillante sexto puesto en la general de la Maratón de Sevilla, una de las 'grandes' del país, y de ser subcampeona nacional de media maratón.

Merino, que es profesora de inglés y tiene cuatro hijos -todos hacen deporte-, recibió en septiembre pasado la llamada del Judesa, un modesto club de balonmano de Molina de Segura, que le pidió que echara una mano entrenando a un equipo femenino, concretamente de categoría cadete. Ella, que se convirtió en una molinense más cuando hace unos veinticinco años fichó por un club que llegó a jugar en la máxima categoría nacional, aceptó el reto. Pese a que estresante agenda, donde tiene que conciliar trabajo y vida familiar, volvió al balonmano, esta vez como entrenadora. Pero un día, mientras realizaba un ejercicio con sus chicas, notó algo raro en la pierna izquierda: «Hice un salto y al caer noté como un chasquido», explica. La rodilla empezó a hincharse. Tenía un esguince en el ligamento lateral interno. Pasar por el quirófano parecía la única solución para una persona que entonces iba camino de los 49 años de edad. Después de pedir varias opiniones llegó hasta el doctor Paco Esparza, traumatólogo que tiene entre sus clientes a numerosos ciclistas profesionales y que se encargó de la exitosa recuperación de Alejandro Valverde tras la caída que sufrió en el Tour de Francia y que a punto estuvo de acabar con la carrera deportiva del campeón del mundo. «Me dijo que no hacía falta operarme. Me mandó magnetoterapia. Todos los días 40 minutos metida en una sala, con la máquina, sin poder hacer nada, siendo como soy yo», recuerda. Pero después de ocho largos meses que se hicieron una eternidad para Mercedes, hace unas semanas regresó a la competición con el menisco intacto aunque siendo consciente de que algún día puede tener que pasar por el quirófano. Su reaparición la realizó en julio en Torrellano, solo unos días después de recibir el alta médica, y el pasado jueves volvió a vivir la sensación de subir a un podio en la Nocturna de Librilla, prueba de la Running Challenge donde quedó segunda de la general.

Con Mercedes Merino de vuelta, las carreras populares de asfalto tienen una nueva candidata a las victorias. A sus 49 años, piensa seguir dando guerra durante mucho tiempo.