Fuente Álamo no puede presumir de tener restos arqueológicos o de atraer al turismo por sus playas. Ninguno de esos atractivos se pueden encontrar en esta localidad del Campo de Cartagena. Sin embargo, sí que tiene una prueba deportiva que anualmente agota los dorsales en un minuto, que es un referente y que está en boca de todos. Su secreto no está en ofrecer premios importantes ni incentivos económicos por estar en la línea de salida. Su pócima es el cariño que da a sus participantes, a los que mima y cuida desde que llegan y hasta que se van. Por eso todos quieren repetir, pese a que la dureza de su recorrido (750 metros de natación en Mazarrón, un segmento de ciclismo de 25 kilómetros con la subida al Alto de las Ruices como principal dificultad, y 5 kilómetros de carrera a pie por un circuito urbano) provoque que nadie que llega la primera vez se vaya a casa con la gloria del triunfo. Ni siquiera en su día lo consiguió el mejor triatleta español de todos los tiempos, Javi Gómez Noya. El campeón olímpico necesitó acudir una y otra vez hasta esta prueba murciana para cruzar en cinco ocasiones la línea de meta como campeón.

Emilio Aguayo y Sara Pérez no son campeones olímpicos como el gallego, son dos jornaleros del triatlón que saben lo complicado que es ganar una prueba como la fuentealamera. Tuvieron que vivir alguna que otra decepción antes de subir a lo más alto del podio. Pero la experiencia les permitió ayer sumar su segundo triunfo en una localidad que se ha convertido junto a Águilas, la cuna de este deporte en la Región, donde hace una semana se disputó una cita de muchos quilates, en una de las capitales del triatlón del Levante español.

Llegada a la meta de Emilio Aguayo en el Triatlón Villa de Fuente Álamo

Llegada a la meta de Emilio Aguayo en el Triatlón Villa de Fuente Álamo

Llegada a la meta de Sara Pérez en el Triatlón Villa de Fuente Álamo

Llegada a la meta de Sara Pérez en el Triatlón Villa de Fuente Álamo

La catalana, olímpica en natación en Londres 2012, venció en solitario (1h.12:24) tras dar una gran exhibición. Salió la primera del agua en la playa de Rihuete, y como hace un año, cimentó una renta espectacular en la bicicleta, para después realizar un ´paseo´ en solitario en el segmento a pie. De 30 años de edad y acostumbrada a entrenar todos los días en solitario, se sintió como si estuviera trabajando un día en casa, aunque con público y rodeada de un gran ambiente. La campeona de España de distancia olímpica en 2017, que en Tokyo 2020 quiere ser la primera mujer española que participa en dos Juegos en diferentes modalidades deportivas, estuvo acompañada en el podio por Edymar Brea (1h.14:06), venezolana afincada en Gijón, como su hermana Joselyne, que partía como una de las candidatas al triunfo, pero a quien una lesión en el talón y un fuerte resfriado que apenas le dejaba respirar provocó que abandonara. Pero Joselyne, quien en 2016 fue campeona del mundo un día después de tener que mendigar para poder pagarse la cena, realizó un esfuerzo tremendo por su hermana en uno de esos gestos que caracterizan a estos deportistas. Dio todo lo que tenía dentro en el segmento de ciclismo para ayudar a Edymar, a quien esperó en la línea de meta para darle un abrazo tras alcanzar la segunda plaza. El tercer puesto fue para Noelia Juan (1h.14:50), valenciana, quien realizó parte del tramo ciclista en compañía de la lumbrerense Mabel Gallardo (1h.16:43), una veterana que volvió a brillar en casa con un sexto puesto.

La murciana afincada en Águilas, profesora que participó en las Paralimpiadas de Río de Janeiro como guía de una deportista invidente, perdió algunas posiciones en el segmento de carrera a pie. Y otras dos deportistas de la Región estuvieron en el ´top 10´, la caravaqueña Marina Martínez (1h.17:54), séptima, y la joven Laura Durán (1h.18:10), ceheginera que el año pasado fue campeona de España cadete y que ofreció un sobresaliente rendimiento con un octavo puesto con sabor a triunfo. La deportista del Triatlón Caravaca se ha convertido por derecho propio en la gran esperanza femenina de la Región, candidata a inscribir en los próximos años su nombre en pruebas de gran nivel como es la de Fuente Álamo.

Emilio Aguayo Muñoz, campeón en 2015 y segundo en 2016, sabía que estaba en un buen momento de forma. Tenía clara su táctica, que no era otra que escaparse en la bicicleta aprovechando la dureza de la subida al Alto de las Ruices. Lo logró y lideró la prueba hasta la subida, pero en la bajada permitió que le alcanzara Javier Romo, toledano de Villafranca de los Caballeros, uno de esos jóvenes que llegan con fuerza y que está concentrado en la Residencia Blume de Madrid en ese programa de la Federación Española que tantos frutos está dando. Ambos se compenetraron a la perfección pese a que el más joven sabía que el valenciano partía con ventaja en un deporte donde la experiencia adquiere una gran relevancia. «Gracias a Emilio he sido segundo», decía Romo, satisfecho con el resultado, mejor de lo que él mismo esperaba. Aguayo admitía que «después de sufrir en la primera vuelta del tramo a pie», lanzó un ataque final demoledor que le permitió cruzar la meta con un tiempo de 1 hora y 4 minutos. Allí le esperaba Sara Pérez para darle un abrazo. «Es la séptima vez que vengo a Fuente Álamo, he ganado dos y el año que viene volveré a estar aquí porque este triatlón es una pasada», decía. Romo solo invirtió 32 segundos más que el ganador, mientras que el tercero fue el valenciano Roberto Sánchez Mantecón (1h.05:34), un especialistas en la modalidad sprint. El deportista del Universidad de Alicante parece abonado al tercer puesto, ya que desde 2016 siempre ha acabado en esta plaza.

Fuera del podio se quedó en esta ocasión Jesús Gomar (1h.06:15), otro valenciano que buscaba en esta ocasión acabar con el récord de Gómez Noya de cinco triunfos en Fuente Álamo. El campeón de 2017 perdió la corona después de realizar un tremendo esfuerzo.

El primer triatleta de la Región volvió a ser Arturo Galián Nicolás (1h.06:29). El joven murciano volvió a dar un paso adelante, demostrando que está madurando y creciendo. Ayer fue sexto en la línea de meta, un ´top 10´ de gran valor. Quien también está quemando etapas a pasos agigantados es el molinense Sergio Baxter Cabrera. El júnior de primer año concluyó en la decimotercera plaza de la general con 1 hora, 7 minutos y 53 segundos, convirtiéndose en el triatleta más joven en cruzar la línea de meta. Perteneciente a la misma generación que Laura Durán, fue noveno en la pasada Copa de Europa de su categoría y demostró que las nuevas generaciones vienen pisando fuerte y acumulando kilómetros que en un futuro no muy lejano estarán en lo más alto pese a que Fuente Álamo no es tierra de novatos.