Este pasado fin de semana se disputó la I Ultra Fortalezas Trail, una prueba que tras dos años fraguándose y preparando el circuito, el mismo que una vez se dio por negativo por su imposibilidad a llegar a ciertas zona en caso de rescate, nos puso en liza a unos 265 atletas experimentados, recuerdo que exigían acreditar o en las dos últimas ediciones de la Ruta de las Fortalezas 7h, este tiempo creo que deberían de bajarlo un poco, debido a la dureza de la misma como luego se comprobó o una marca de menos de 16 horas en una prueba de 100 kms, con lo que los atletas que estuvimos a las 00:01 en la Plaza de los Héroes del Cavite de Cartagena, con un ambiente sencillamente excepcional, muchísimo público y unos atletas expectantes, nerviosos e ilusionados ante el duro día que nos esperaba.

Con puntualidad inglesa se dio comienzo la cita y nos dirigimos a la Batería de San Julián, que tras la coronación de la misma y tras un breve cresteo nos plantamos en El Calvario y por la bajada que luego sería subida para los participantes de la RDLF nos plantábamos de nuevo en Cartagena, entrada las 01:15, siempre en el reloj de este humilde ultrafondista que escribe esta crónica. Cruzar por la ciudad portuaria es una auténtica delicia, correr entre calles vacías, y entre calles que no cabía un alfiler, sobre todo en la zona de marcha donde cada paso de cada corredor era un auténtico estruendo, lo que hacía que se te pusieran incluso los pelos de punta, lo dicho, una auténtica delicia. Subida a las Baterías de Galeras y Fajardo cayendo la noche, hace que nos plantemos en la Atalaya y de allí a las 05:00 pasamos por el acuartelamiento km 34 donde tenemos nuestro primer merecido avituallamiento fuerte, el primero fue en el km 25. Caldo y café caliente, embutidos, fruta, frutos secos, bebidas isotónicas y agua y por supuesto los esperados donuts tan típicos en el Avituallamiento del km 25 de la Ruta "Corta". En el Acuartelamiento otro control, uno más de los 10 que hubo en el recorrido.

Con la madrugada empezamos hacer cerca treinta kms entre ramblas, muchas, asfalto y caminos hasta llegar a la Azohia, en el km 67,5. En esta preciosa localidad costera, tenemos otro gran avituallamiento y el 2 macuto. Allí es un continuo cambio de ropa por parte de los ultrafondistas, las zapatillas de asfalto dejan su paso, en la mayoría de los casos, a las de zapatillas de Trail, las caras de cansancio empiezan aparecer, son prácticamente las 10:00 de la mañana y toda la noche sin dormir y corriendo hace que ese momento de respiro, pudiéndote sentar en una silla y comiendo algo, sea tremendamente satisfactorio. En la Azohia comenzamos la segunda y durísima parte de la prueba, una vez que nos metemos en esta zona, prácticamente se acaban la zonas de ramblas de y asfalto, excepto la subida a Castilitos principalmente. La Azohia marca un momento de reflexión, si decides incluirte en el monte, si quieres retirarte será bastante complicado sino llegas a Castillitos, pero para eso tenemos que hacer un esfuerzo físico tremendo y como la moral va a tope, la ilusión intacta y las fuerzas igual nos incluimos en las montañas de la Costa Cartagenera. Entre sube y baja con unas vistas preciosas nos plantamos en Castillitos, donde nos espera el km 80 y otro gran avituallamiento, otro nuevo control y calor, mucho calor. Son los 12:45 y allí nos disponemos hacer la comida, unos suculentos macarrones son devorados por los atletas, nos encontramos a 31 kms de nuestra ansiada meta, pero sigue quedando lo más duro, la temida subida a Garabitos, el punto más alto de la prueba con 546 mts. A los pies de la cima se encuentra el avituallamiento y el mismo se nos ha hecho muy largo. La subida la hacemos en 41 minutos, la subimos a tren, muy bien señalizada y con el calor apretando. Arriba las vistas siguen siendo preciosas y uno se siente bien, muy bien, se siente excepcional. Le vamos viendo el final a la prueba y nos dirigimos al Polideportivo de Galifa donde está el km 101, el cansancio ya se nota mucho, corremos muy poco, porque cada piedra del camino ya nos parece como un alfiler. En este avituallamiento volvemos a comer algo, son las 17:30 y tras un rambleo interminable nos disponemos a encarar la última subida, el Mítico Roldán, tan temido por todos los aspirantes a Fortachines, no por su dureza, sino por cómo se llega al mismo en esta prueba, tanto en la corta como en la Ultra. La subida se hace interminable porque la hacemos desde una cara que no conocemos, lo hacemos desde Galifa y tras unos 350 mtos nos plantamos en el Mirador del Roldan, allí empezamos a sentirnos increíbles, la Ultra está prácticamente terminada y por fin nos juntamos con más participantes. En la ascensión nos cruzamos con muchos militares, que nos dan muestra de cariño y admiración, y cogemos a la Bandera y últimos senderistas de los 53 kms. La Subida la hacemos como si no hubiera un mañana, en estos momento uno va con el corazón y sacamos fuerzas de donde uno de no sabe dónde. Tras la coronación del Roldan hacemos una bajada volando, las sonrisas vuelven a nuestras caras y cada uno de nosotros vive estos últimos kms a su manera, con emoción, silencio, dando gritos de arenga pero sobre todo disfrutando, disfrutando de nuestro deporte favorito y de la Ultradistancia. Entre adelantamiento de Senderistas y sendas nos plantamos en el Acuartelamiento y cada uno vive su momento de una forma muy especial. La mía, la de este humilde escritor y ultrafondista es como ni en mis mejores sueños, nunca la hubiera imaginado igual. Sé que tengo a gente nerviosa esperando a que llegue y al primero que veo es Ángel Martínez, me emociono al verlo y me fundo en un infinito abrazo con él, ha salido un poco a buscarnos y hace los últimos metros conmigo. En contra meta están varios amigos y compañeros Simplemente Runners, Fernando Murcia, Juan Librado, Pilar Alpañez mi gente, mi grupo y ya no puedo controlar mis sentimientos y con bandera en mano paro el crono en 19h37´06" y posición 141 de la general y ya puedo gritar a los cuatro vientos que "SOY FINISHER DE LA I ULTRA FORTALEZAS".

Gracias públicas a mi Bloque, al grupo con el que empecé y termine la prueba, Ignacio Villar, Ricardo Sanz, Pepe Gálvez, Ramón Iborra y a los dos que se quedaron por lesiones en el camino, mi pupilo Víctor Martínez y Fernando, mi ultra compi.

Esto es un sencilla crónica de un Ultrafondista, humilde, sencillo, de los que no suben al pódium nunca, de la mitad de tabla, pero que llevo ya 6 carreras de 100 kms y todas terminadas. Con cámara en mano os dejo este reportaje de la Ultra por dentro, con muchos paisajes y sendas.