La Ruta de las Fortalezas es un recorrido único, a la vez que muy exigente para los 3.750 participantes en esta sexta edición. Los atletas y senderistas que se citen en esta edición deben ser muy conscientes de que en los 53 kilómetros que han de recorrer -a pie o corriendo-, tienen unos tiempos máximo de paso que cumplir si el objetivo es llegar a la línea de meta situada en la explanada de la Escuela de Infantería de Marina.

Los organizadores han sido muy claros en este sentido y todo aquel que sobrepase estos horarios se encontrará sin la supervisión de la Armada en la carrera, que podrá completar pero siempre bajo su responsabilidad. Además, no pasará por el arco de la línea de meta, una de las sensaciones más satisfactorias para cualquier competidor.

Así pues, habrá que estar atentos a tres franjas horarias. La primera es la de las cuatro y media de la tarde en el acceso a la Atalaya. Aunque aún quedan tres horas y media para el cierre de la carrera, calculan que entrar más tarde es prácticamente no llegar a tiempo. Una hora y media después, es decir a las seis, el acceso al Roldán también se cierra y a las 20.05 horas la meta dejará de recibir a participantes.

Recordemos que la Ruta recorre los principales castillos y baterías de la ciudad portuaria y acumula un desnivel positivo de 1.795 metros.

Para comenzar, los competidores deberán partir desde la Plaza Héroes de Cavite -junto al Ayuntamiento- rumbo al Monte Calvario, situado a 4,7 kilómetros de la salida y que tiene una altitud de 221 metros, en el Cerro de San Juan. Es un lugar habitual de peregrinaje de los ciudadanos cartageneros. El Calvario tiene una subida con terreno propicio, que no debe ser un obstáculo para nadie, sobre todo por ser la primera subida del día.

Ocho kilómetros después, tras el descenso del Calvario, en el punto kilométrico 12,9, los corredores y senderistas deben alcanzar el Castillo San Julián, de 281 metros de altitud el mayor de todos los castillos de la ciudad portuaria, y quizá la primera prueba de fuego. A su bajada se puede contemplar una de las vistas más bonitas de la ciudad con Cala Cortina, Galeras y el puerto al fondo.

Tras pasar por Cala Cortina se divisa la siguiente parada, una dentro de Cartagena, el Castillo de la Concepción, situado en el punto kilométrico 19,4 del recorrido. Es el más asequible y ameno al transcurrir por suelo urbano. Se completa con el acceso al Molinete esta parte del recorrido.

Atrás se deja la ciudad para llegar en plena carrera a la Batería Fajardo, en el margen derecho de la bahía de la ciudad. La altura es reducida, 94 metros solamente, y carece de dureza, aunque está a la mitad de la prueba -punto kilométrico 26- y hay que empezar a dosificar las fuerzas.

El Castillo de Galeras -200 metros de altitud- es uno de las partes del recorrido en los que la Ruta empieza a ponerse difícil. El mismo se encuentra en el kilómetro 30, tiene una altitud y pendiente considerables. Un poco de agua, zumo, unos frutos secos y a prepararse para lo que nos espera.

El Castillo de la Atalaya -37,5 km-, situado en el Monte Atalaya en el Barrio de la Concepción, al oeste, sobre una cota de 239 metros de altura. Con poca sombra donde cobijarse y mucha cuesta para las ya cansadas las piernas, este castillo hay que afrontarlo con precaución a la espera del Roldán.

A la Batería Roldán -46,6- se accede tras pasar por el Coto Dorda y la prolongada subida al monte Roldán. Atención a las piedras sueltas y paciencia. Es el punto más alto del recorrido, con 470 metros y también el más temido por casi todos. Si se accede en los tiempos previstos, la meta está a tiro de piedra. El reto estará conseguido.