Basta echar un vistazo a la expectación que se genera a su alrededor para percatarse de la grandeza del Carnaval. Hablamos de la que, para muchos, es una de las épocas más alegres del año. Un fenómeno de carácter internacional que, coincidiendo con la llegada del mes de enero, se celebra hasta en el último rincón del mundo con unos ingredientes que se repiten independientemente del lugar en el que se disfrute.

Fiesta, música, diversión, bailes y, sobre todo, disfraces se encargan de dar sentido a estos festejos y los convierten en uno de los momentos más especiales para todos, ya sean adultos o niños. No en vano, se trata de una oportunidad perfecta para dejarse llevar. Una excusa para salir a la calle, intercambiar historias, vivir aventuras, e incluso, estrechar lazos.

La esencia del Carnaval es la misma en todas partes, pero cada localidad tiene su forma única de vivirlo. En todas ellas, a lo largo de todos los meses del año, se preparan con mucho cariño y dedicación las cabalgatas, las comparsas, las máscaras y los desfiles. Sirva como ejemplo la pasión con la que se aguarda en los diferentes rincones de la Comunidad Autónoma de Murcia la irrupción de la denominada fiesta pagana por excelencia.

Y es que la Región puede presumir de un importante legado en la conmemoración de la misma: Águilas con sus personajes de la Musa y la Mussona, y sus deslumbrantes desfiles; Cabezo de Torres (Murcia), cuyo carnaval es reconocido en toda la Región y cuenta con una tradición ya centenaria; y Cartagena, donde las chirigotas, las comparsas y los grupos coreográficos adquieren todo el protagonismo de estos días. Todos ellos comparten protagonismo con otras celebraciones como las de Beniaján y Santiago de la Ribera, que pasan por ser algunas de las más antiguas y concurridas.

Los Carnavales de Águilas están declarados de Interés Turístico Internacional y los de Cartagena y Cabezo de Torres de Interés Turístico Regional. Una oportunidad inmejorable para deleitarse con la imaginación y la alegría de estas fiestas tan esperadas por los habitantes de los diferentes municipios y pedanías.

Las miradas apuntan, como cada año, a las musas, los desfiles y las galas que inundan de colorido cada uno de los lugares en los que se respira Carnaval; sin olvidar la originalidad de los trajes que se preparan con suma antelación, la majestuosidad de las carrozas y la simpatía que transmiten las comparsas y las chirigotas.