La extracción de arena degrada el ambiente, los fondos marinos y el litoral facilitando su regresión y el aumento de la incidencia de los fenómenos meteorológicos, y conlleva costes muy altos.

Así lo han señalado este martes varios expertos consultados por EFE después de la presentación en Ginebra del informe "Arena y Sostenibilidad" de la ONU sobre la extracción de arena.

Según el estudio, la arena es el segundo recurso natural más extraído y comercializado por volumen después del agua y cuya demanda ha crecido de forma exponencial.

La demanda actual de arena y grava está actualmente entre las 40.000 y las 50.000 millones de toneladas por año en el mundo, el triple que hace dos décadas, según la ONU.

El director general de la Federación de Áridos (FdA), César Luaces, ha señalado que el informe está enfocado en países en vías de desarrollo o del tercer mundo, sobre todo en África, sudeste de Asia, como India, Camboya, Bangladesh, entre otros países.

Luaces, representante también de la Asociación Nacional de Empresas de Fabricantes de Áridos, ha explicado que ha intervenido en la redacción de las recomendaciones al informe de Naciones Unidas, en una reunión mantenida en Bruselas, en la que ha aportado las sugerencias a hacer de los países menos desarrollados.

Es una situación "vinculada a países que tienen un déficit estructural, organizativo como país, donde no hay control por las autoridades, no hay reglamentación", según Luaces, porque es una actividad vinculada primero al crecimiento de la industria de la construcción, "pero acompañada de una situación de economía de subsistencia".

Es decir, países donde la extracción es manual en playas para lograr algún dinero, según el experto, situación que "nada tiene que ver con la situación en España, Europa, Estados Unidos o Canadá, por eso, es importante aclarar que existe en entornos geográficos muy localizados".

"En España el volumen de producción está en los 123 millones de toneladas", según Luaces, "uno de los ratios más bajos de consumo dentro de Europa", y de esa cifra, "un 25 % es de arena, lo que representa una producción de arena de unas 20-25 millones de toneladas".

La actividad minera en España "está regulada por la legislación de minas" local y europea, según Luaces, es decir, "no es posible extraer arena de forma indiscriminada".

"Otra cosa es la mejora de playas que se hace por dos sistemas", explica, uno por licitación de la administración y otra con barcos que drenan del fondo marino y la bombean a las playas.

"No estamos de acuerdo con el bombeo a las playas por la degradación que produce impactos en el fondo marino", sostiene, porque "hay otras soluciones más controladas que esta".

La otra vía es el "suministro por canteras o graveras en el entorno de 40 o 50 kilómetros de la playa", en un sistema "muy controlado" para cubrir las necesidades de las playas.

Aunque la arena se puede producir de una roca totalmente maciza, que es lo que hacen muchas explotaciones mineras, es decir no toman arena sedimentaria del lecho de un río, sino que por procesos de perforación, voladura, trituración, y molienda se consigue arena que es la que luego se puede comercializar, por medio de una reglamentación europea de productos de construcción.

"Nosotros como organización española de áridos y como miembro de la asociación europea estamos totalmente en contra de la extracción ilegal de arena que denuncia Naciones Unidas en el informe, ha asegurado.

En España, la presión del turismo lleva a los municipios año tras año a pedir a la administración la regeneración de playas, situación "totalmente insostenible", con impactos ambientales inmensos que provoca la regresión del litoral, ha señalado el responsable del programa de Océanos de WWF, José Luis García Vargas.

El responsable de Aguas Litorales de Ecologistas en Acción, Daniel López Marijuán, ha afirmado que se debe eliminar la "regeneración artificial, falsa y efímera" de las playas, porque, por ejemplo, en el litoral andaluz son regeneraciones que "duran cinco años y son muy costosas".

Lo que se debe hacer por parte de la administración es una "adaptación al cambio climático y eliminar los aportes de arena de fondos marinos y de cantera a las playas, por los consecuentes daños en los primeros y por la diferencia de calidad con las segundas, ha concluido.