Este "mercadillo" de Navidad se hace en Murcia, aunque podría ser Viena o Budapest perfectamente: tiene más de 4 décadas de historia
La aparición de algunos elementos navideños evocan la próxima llegada de los tradicionales mercadillos navideños

Ana Lucas
Empieza a refrescar (aunque, como ya es costumbre, este año el otoño esté llegando a Murcia con retraso) y el ambiente prenavideño empieza a notarse en la ciudad. En pocas semanas van a volver las luces, los villancicos y uno de los eventos más esperados por los murcianos: la Muestra de Artesanía de Navidad, el tradicional mercado que cada año se instala en el Paseo Alfonso X el Sabio y que se ha convertido en una de las citas imprescindibles del invierno.
Este mercadillo navideño con más de cuarenta años de historia, celebraba su 40.º aniversario el pasado 2024, consolidándose como uno de los eventos más antiguos y reconocidos de la Región. Según datos de la Consejería de Empresa, Economía Social y Autónomos, la pasada edición reunió 102 estands, de los cuales 99 correspondían a artesanos, además de uno de una ONG, uno institucional y una zona de talleres junto al convento de las Anas.
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Durante el último invierno, el paseo se llenó de piezas únicas de cerámica, bordado, joyería, cosmética natural o productos gastronómicos, elaboradas principalmente por artesanos de la Región de Murcia, aunque también hubo representación de otras comunidades como Andalucía, Castilla-La Mancha o la Comunidad Valenciana.

La Opinión
La feria mantuvo su tradicional horario (de 11:00 a 14:00 y de 17:00 a 21:00 horas) y una programación con talleres participativos, demostraciones en vivo y actuaciones musicales, en un formato que previsiblemente se repetirá este diciembre.
La Consejería de Empresa subrayaba el pasado año su apuesta por el sector, destinando más de 120.000 euros en ayudas para facilitar la presencia de los artesanos y reforzar su visibilidad.
Para Anabel de Mira, responsable de la cuenta Mira Qué Plan, la muestra “no es solo un mercado, sino un punto de encuentro entre tradición y ciudad”. Según explica, “Murcia tiene una artesanía de altísimo nivel, pero hacía falta un escaparate que la acercara al público urbano y al visitante. Este mercado cumple justo esa función: permite hablar con quien hace las cosas, saber cómo, por qué y con qué materiales”.
Con más de cuatro décadas de historia, la Muestra de Artesanía de Navidad se ha convertido en una parte inseparable del paisaje festivo murciano. Y aunque aún falten unas semanas para que se abran las casetas, el paseo Alfonso X ya se prepara para volver a transformarse en una de las postales más queridas de la Navidad en la ciudad.
La historia de la muestra de artesanía de Navidad
La Muestra de Artesanía de Navidad nació a mediados de los años ochenta con una idea sencilla: ofrecer a los artesanos murcianos un escaparate en el corazón de la ciudad. Cuatro décadas después ese propósito se ha transformado en una tradición profundamente arraigada, que combina economía local, identidad cultural y vida urbana.
La feria ha pasado de reunir unas pocas decenas de talleres a ocupar por completo el Paseo Alfonso X el Sabio, convirtiéndose en un punto de encuentro entre generaciones y en un reflejo del patrimonio artesanal de la Región. Su evolución ha seguido el pulso de Murcia: resistió la crisis económica, se adaptó a las restricciones sanitarias y ha sabido renovarse sin perder su esencia.
Más allá del ambiente festivo, el mercado cumple una función estratégica. Desde la propia Consejería de Empresa, Economía Social y Autónomos se reconoce su papel en la dinamización del comercio local, al atraer a miles de visitantes al centro urbano en pleno periodo navideño. Cada edición supone un impulso directo a pequeños talleres y negocios que dependen en buena medida de la visibilidad y las ventas de estas fechas.
Pero su relevancia va más allá de lo económico. La muestra actúa como un museo vivo de los oficios tradicionales: la cerámica de Totana, los bordados de Lorca, los belenes de Puente Tocinos o la orfebrería de Caravaca encuentran aquí un espacio común que recuerda que la cultura también se teje con las manos. En un contexto dominado por la producción industrial y la inmediatez digital este mercado representa una forma distinta de entender el tiempo, el trabajo y el valor de lo hecho con paciencia.
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