Entre maullidos, una gata callejera irrumpe en una clínica veterinaria de Esmirna, en Turquía. El felino sorprende a clientes y trabajadores por igual. Agarrada por el cuello sostiene a una de sus crías. Decidida, entra en la consulta y deja allí a su cachorro, para repetir la misma acción con el resto.

En total, son tres gatitos. Llamada su atención, los médicos proceden a examinarlos y se percatan de que todos sufren una infección ocular. Les suministran unas gotas y poco a poco consiguen que abran los ojos.

Los pequeños se recuperan gracias a la intuición de su madre.

No es la primera vez que ocurre algo así. Hace un año se producía una imagen idéntica, también en Turquía. La de una gata que apareció en la sala de emergencias de un hospital de Estambul, en mayo del año pasado. También llevaba a su cría por el cuello.

Más reciente es la historia de un perro callejero de Juazeiro do Norte, en Brasil. Entró por su propia pata, cojeando hasta la recepción de un centro veterinario. Siguió el rastro de otras mascotas hasta la clínica. Una mezcla de olfato e instinto de supervivencia que le salvó la vida.