"Sadismo elevado a la máxima potencia", son la mayoría de comentarios vertidos ante el vídeo publicado en Twitter en el que se aprecia como el torero Morante de la Puebla saca un pañuelo en mitad de una faena y seca las lágrimas de un toro, antes de seguir toreándolo. Lo que para los aficionados ha sido un gesto de "respeto" y que "le honra" o incluso "de caballerosidad" para con su "adversario", para los detractores del toreo ha sido "vomitivo", "bárbaro" e "hipócrita".

Y es que para muchos, que en el vídeo el toro bravo, con el cuerpo cubierto de banderillas clavadas en la fase previa, se deje limpiar el rostro con total pasividad, o incluso cierta complicidad, no es más que una muestra de su sufrimiento y que en aras de que este por fin termine, llega a confiar en su futuro matador. No han faltado tampoco quienes señalan, una vez más, el manido tópico sobre "los sedantes" o "las drogas" que "en el toreo moderno" se le administrarían al animal, una versión desmentida una y mil veces por sus seguidores. "¿Pues no dicen que el toro bravo es agresivo por naturaleza?", argumentan.

Más allá de cuestionar o no si el toreo es una barbarie o un espectáculo lícito, hay quienes, de uno y otro lado, han cuestionado el gesto de Morante de la Puebla y le califican de "chupacámaras", asegurando que "con eso lo único que hace es buscar la foto y su minuto de gloria para destacar sobre el resto de toreros".