Al sur de Siberia se encuentra el lago Baikal, el lago más profundo del mundo, conocido por albergar el 20% del agua dulce no congelada del planeta, y por poseer aguas tan cristalinas que lo convierten en un verdadero espectáculo en todos los sentidos.

Con la llegada del invierno, la superficie del Baikal se va cubriendo poco a poco de una capa de hielo gruesa. El proceso es lento, lo suficiente como para que partículas de aire de las profundidades escapen y permitan ese aspecto de cristalino puro al lago.

Pasear por este escaparate de cristal es una aventura a la que se lanzó un excursionista curioso equipado con una cámara que decidió grabar sus pasos y mostrárselos al mundo.

"Caminé sobre el hielo cristalino que era increíblemente transparente. Sentí como si estuviera de pie sobre el agua o caminando sobre un cristal muy frágil; a pesar de que no corría ningún peligro pues el espesor del hielo era de unos 15 centímetros", dijo.

"Pude ver claramente el fondo del lago, las piedras y los peces. Todo esto me hizo sentir como si estuviera mirando un país de hadas que nunca existió más que en sueños. El lago Baikal congelado es algo realmente extraordinario y fascinante", concluyó.