Como las hojas de los árboles o el pelaje de los animales, el pelo humano también sufre una caída con la llegada del otoño.

Forma parte de nuestra herencia como animales mamíferos y los especialistas insisten en que es un proceso normal.

Te puede interesar: La padece casi la mitad de las mujeres en edad fértil y produce caída del pelo, uñas quebradizas…

Todos los pelos que tenemos en el cuerpo tienen un ciclo de vida durante el cual se van renovando, y este proceso afecta a todas las personas por igual.

«El pelo tiene un crecimiento cíclico: sale un pelo que dura entre dos y seis años y luego aparece un pelo nuevo que lo empuja. Sin embargo, este ciclo no es constante a lo largo del año», explica Eduardo Nagore, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).AEDV

Y es que los ritmos de crecimiento y desarrollo de cada folículo -tenemos entre 130.000 y 150.000-, cuentan con sus propias características y duración.

¿Por qué se cae el pelo en otoño?

A una persona sana se le pueden caer entre 80 y 100 pelos al día sin que esto sea alarmante.

En otoño la caída del pelo puede aumentar hasta las 400 unidades. En todo caso, se trata de cabello que se va a recuperar.

«Hay una fase del ciclo capilar en que cae más ese pelo que tiene que caer y suele coincidir con el otoño», aclara el doctor.

Esta caída estacional -conocida como efluvio telógeno- afecta con mayor intensidad a las mujeres, y este pelo vuelve a nacer sin problemas después.

De este modo, el ciclo capilar sigue tres fases:

Factores como la genética, la dieta, el estrés o el embarazo determinan las diferentes fases, pero estas suelen centrarse en unas épocas concretas.

Así, por ejemplo, las épocas telógenas son el otoño y la primavera, mientras que la fase anágena tiene lugar en verano y en invierno.

¿Cuándo debemos acudir al médico?

Aunque no hay que asustarse si en otoño el pelo cae más, ante la duda se debe consultar a un dermatólogo, que podrá determinar si la caída es normal o patológica.

«Si el pelo empieza a clarear, está más fino y débil o la caída se está prolongando mucho en el tiempo, lo mejor es visitar un especialista», señala Nagore.

Además, hay otras señales que nos pueden dar más pistas sobre la necesidad de ponerse en manos de un experto:

«Actualmente, esta patología se puede atender de forma efectiva: desde fármacos muy avanzados hasta trasplantes», tranquiliza el dermatólogo.

¿Cómo comprobar la cantidad de pelo que se cae?

En ocasiones no nos damos cuenta cuando se nos cae el pelo, sobre todo si lo tenemos corto, porque no lo vemos en el cepillo o en la ducha.

Existen algunos métodos para contabilizar el número de pelos. Uno de ellos consiste en pasar la mano por el pelo para recoger sobre un fondo blanco el pelo que nos ha caído.

Se consideraría anormal que se desprendieran más de 15 pelos, pero pueden intervenir otros factores que hacen que esta prueba no sea en absoluto concluyente.

Además, hay que tener en cuenta que no todo el pelo que cae en un día corresponde al pelo que debería caer ese día.

Parte del pelo contabilizado puede corresponder a días previos en los cuales el cabello no se ha lavado o peinado y han quedado pelos anclados al cuero cabelludo.

Así que, en general, podríamos decir que la caída estacional se produce principalmente en el momento del lavado o cepillado del pelo, en una época muy concreta del año.

Cuando se trata de otro tipo de caídas patológicas, estas se producen de manera lenta pero constante y continuada.

¿Cómo frenar la caída?

Como afirma el doctor, la pérdida estacional de pelo es un proceso totalmente normal y «no hay que darle relevancia porque se recuperará solo».

En cualquier caso, el experto nos proporciona una serie de recomendaciones a seguir para que está pérdida afecte a nuestro cabello lo menos posible:

El doctor Nagore recomienda suplementos con alto contenido en hierro para aquellas mujeres con menstruaciones abundantes cuya pérdida no sea correctamente sustituida en el mes.

Y es que la falta de hierro puede provocar alopecia ferropénica o sideropénica, un trastorno con entidad propia y previo a la caída de pelo por anemia.

Por otro lado, cuando esta pérdida se da por un problema genético, el médico podría administrar medicamentos vasodilatadores como minoxidil o finasteride.