Un reciente estudio científico revela que cuando hacemos una ligera pausa antes de contestar a una pregunta, nuestra respuesta se percibe como menos sincera y creíble por parte de los demás. A todos nos ha ocurrido alguna vez. Nos preguntan algo que nos descoloca y tardamos unos segundos en responder. Puede que se deba a [...]Leer más...

Un reciente estudio científico revela que cuando hacemos una ligera pausa antes de contestar a una pregunta, nuestra respuesta se percibe como menos sincera y creíble por parte de los demás.

A todos nos ha ocurrido alguna vez. Nos preguntan algo que nos descoloca y tardamos unos segundos en responder. Puede que se deba a que queramos pensar bien la respuesta, que no sepamos contestar correctamente o que, simplemente, seamos más reflexivos de lo habitual.

Aparentemente todas esas razones serían positivas. Pero las consecuencias no lo serían tanto. Una investigación científica ha estudiado las consecuencias de nuestra velocidad de reacción y ha llegado a la conclusión de que si somos un poco más tardones al responder, es posible que nos tomen por unos mentirosos.

Un gran experimento transnacional

Un estudio de la American Psychological Association desvela que cuanta mayor es la pausa que hacemos para responder a una pregunta, menos sincera parece nuestra respuesta. Y no solo ocurre cuando hacemos pausas largas: un retraso de solo dos segundos ya puede percibirse como la antesala de una falacia.

– «Evaluar la sinceridad de otras personas es una parte omnipresente e importante de las interacciones sociales«, afirma el autor principal del estudio, Ignazio Ziano, profesor en la Grenoble Ecole de Management. «Nuestra investigación muestra que la velocidad de respuesta es una pista importante en la que las personas basan sus inferencias de sinceridad».

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Para llevar a cabo este estudio, los investigadores realizaron varios experimentos con más de 7.500 participantes en Estados Unidos, Reino Unido y Francia. A cada participante le tocaba, de forma aleatoria, escuchar un fragmento de audio, ver un pequeño video o leer un pequeño relato.

Lo que veían, oían o leían, era una persona respondiendo a una pregunta simple y concreta como, por ejemplo, si le gustaba un pastel que había hecho un amigo o si sentía que en su trabajo le estaban robando dinero.

Para cada escenario variaba el tiempo de respuesta: pasaba de ser una contestación inmediata en algunos casos, a tener un retraso de 10 segundos en otros. Después, los participantes del experimento calificaron la sinceridad que habían percibido en cada respuesta.

En todos los experimentos realizados, la gran mayoría de los participantes calificaron las respuestas tardías como “menos sinceras”, independientemente de cuál fuera la pregunta (más inofensiva, como la del pastel, o más seria, como la del delito).

Pero había excepciones para algún tipo concreto de respuestas. Por ejemplo, cuando la contestación era políticamente incorrecta, del estilo de “no, no me gusta el pastel”, los participantes decían que se trataba de una respuesta sincera, independientemente de si el tiempo de respuesta era largo o corto.

También cuando las preguntas eran más complejas como, por ejemplo, “¿Robaste algún caramelo hace diez años?”, las respuestas tardías tampoco eran identificadas como mentiras, ya que los participantes entendían que algunas cuestiones requieren algo de tiempo para hacer uso de la memoria.

Resultados con grandes implicaciones

En palabras de los autores del estudio publicado en el Journal of Personality and Social Psychology, “Siempre que las personas interactúan, juzgan la sinceridad de los demás. Estos resultados se pueden aplicar a una amplia gama de interacciones, desde charlas en el lugar de trabajo hasta discusiones entre parejas y amigos. Además, en las propias entrevistas de trabajo o en los tribunales, las personas tienen la tarea de emitir juicios de sinceridad a menudo. Aquí también podría influir la velocidad de respuesta».

Para ilustrar esta tesis, los propios investigadores hacen uso del siguiente caso práctico: en una entrevista de trabajo se pregunta a dos candidatos, Ann y Barb, si conocen el lenguaje de programación Javascript, necesario para conseguir la vacante. Al responder, Ann dice que sí de inmediato, mientras que Barb responde afirmativamente después de tres segundos.

«Nuestros resultados sugieren que, en esta situación, es más probable que el entrevistador crea a Ann antes que a Barb y, por lo tanto, es más factible que contrate a Ann, que ha sido más rápida«, sostiene el doctor Ziano.

Así pues, en situaciones en las que se requiere una respuesta fiable, como en una entrevista de trabajo, las respuestas tardías pueden percibirse como menos sinceras.

«Nuestra investigación muestra que, en general, una respuesta rápida parece percibirse como más sincera, mientras que una respuesta que se retrasa aunque sólo sea un par de segundos puede considerarse una mentira lenta», concluyen los autores.