Los síntomas que producen la gripe y la COVID-19 son bastante parecidos y amenazan con provocar el colapso del sistema sanitario. Es un riesgo real que preocupa sobremanera y aconseja tomar medidas para evitar que empeore aún más la situación.

Sabemos, por propia experiencia en casi todos los casos, que la gripe produce fiebre alta, agotamiento severo, tos seca, dolor de garganta, dolor de cabeza, dolor muscular, escalofríos y secreción nasal ocasional.

Y ahora también sabemos, ojalá que sólo de oídas, que el coronavirus produce igualmente fiebre, agotamiento, tos seca, dolor de garganta, dolor de cabeza, dolor muscular... Con el añadido, en algunos casos, de pérdida del sentido del olfato o del gusto, dificultad para respirar y erupciones cutáneas a lo largo del cuerpo.

Así que es fácil entender que con síntomas tan parecidos, y en algunos casos hasta idénticos, corremos el riesgo de que miles de personas que otros años sufrían la gripe en casa sin preocupación alguna, acudan ahora asustadas al hospital, pensando que sus síntomas son de Covid-19.

Porque realmente, a día de hoy, la única manera fiable de salir de dudas es hacerse una PCR o un test de antígenos, que proporciona los datos en unos 15 minutos y tiene una fiabilidad aceptable. Y las dos pruebas sólo se pueden hacer en un centro sanitario.

De ahí que la necesidad de evitar los contagios de gripe haya adquirido este año una importancia decisiva, y el personal sanitario esté especialmente empeñado en que todas las personas vulnerables, el personal sanitario y los mayores de 65 años se vacunen.

El objetivo de vacunación que tienen todas las Comunidades Autónomas es el mismo que ha establecido la OMS, es decir, el 75% de los mayores de 65 años y personal sanitario, y el 60% de la población de riesgo y las embarazadas.

En cuanto a lo que se considera población de riesgo, además de las personas mayores, estamos hablando de quienes tengan dolencias previas y enfermedades crónicas, como los enfermos cardiovasculares, respiratorios, renales, inmunodeprimidos, diabéticos, con obesidad mórbida... y el personal de servicios esenciales, entre los que, además de los sanitarios, se incluyen bomberos y policías. Y también las personas que estén en contacto estrecho con toda esta población de riesgo.

Por eso se han comprado más vacunas de la gripe, y por eso afirman desde el Sindicato de Enfermería (SATSE) y el Consejo General de Enfermería de España, que es de vital importancia que este año 2020 aumente la población vacunada de la gripe.

Más vacunación en el personal de enfermería

Casi 8.500 enfermeras de toda España han respondido a una encuesta elaborada por el Consejo General de Enfermería sobre actitudes frente a la vacunación contra la gripe en tiempos de COVID-19.

El 67% confirma que tiene la intención de vacunarse de la gripe esta temporada. Representa un 10% más que las que manifiestan que lo hicieron el año pasado, cuando la pandemia de coronavirus no había irrumpido en nuestro país.

Pero además, otro 15,5% del personal de enfermería se muestra indeciso frente a si inmunizarse o no. Y si la balanza se inclinase a favor de la vacunación, se lograría una histórica tasa del 83%.

Por esa razón, el Consejo General de Enfermería insta encarecidamente a todas las enfermeras y enfermeros españoles a vacunarse frente a la gripe estacional, para no mermar el ya de por sí insuficiente número de profesionales sanitarios que lucha contra la pandemia, ni saturar las UCIs y otros servicios hospitalarios con casos graves de gripe común.

Reducir la incidencia

El Consejo General de Enfermería mantiene que este año es posible reducir la incidencia de la gripe en España. Los datos de países del hemisferio sur como Australia o Argentina vaticinan que la existencia de una menor de contagio, como ha ocurrido allí.

Esto se ha debido, en cierto modo, a las medidas sanitarias que está tomando la sociedad a causa del coronavirus (uso de mascarillas, distanciamiento social, lavados de manos...).

Pero como todo riesgo es mucho, desde el Consejo están redoblando esfuerzos para concienciar a la población, a los propios enfermeros y a todo el personal sanitario, de que se vacunen contra la gripe.

Y no temen que la campaña de vacunación pueda sufrir un colapso, por lo que los expertos de este organismo aseguran que la vacuna debe ponerla personal sanitario especializado, que está disponible en los diferentes Centros de Salud y en los Centros de Vacunación de cada comunidad autónoma.

Además, en su intento de concienciar a la población, desde el Sindicato de Enfermería (SATSE) alertan del peligro que supondría que la sociedad se relajase en la práctica de las medidas sanitarias de protección. Aseguran que el personal sanitario aún no ha podido recuperarse física y psicológicamente de los efectos que produjo el colapso transcurrido en los meses de marzo, abril y mayo.

También recuerdan que los medios de los que disponemos en este país (camas de hospital, camas de UCI y número de personal) todavía no son suficientes para combatir en condiciones la segunda ola.

Concluyen avisando que, si bien la población más joven tiene menos probabilidad de tener secuelas graves, nadie está exento de peligro. Y recuerdan que las secuelas, que todavía son muy desconocidas, pueden ser tan importantes como dificultad respiratoria, problemas renales, cansancio crónico, afecciones dérmicas, alopecia... y lo que nos puede quedar por descubrir.