Molina de Segura se ha convertido en estas cuatro décadas en un referente de la salud y el deporte; un municipio donde se ha apostado por la industria como elemento de cohesión social o el desarrollo de una política de bienestar en la que el Ayuntamiento ha incrementado notablemente el gasto y ha puesto en marcha nuevos programas.

Se cumplen 40 años de democracia, una fecha muy importante ya que se conmemora no solo estos 40 años de democracia sino la libertad, el progreso o la participación ciudadana. ¿Se sigue viviendo así?

Es cierto que los retos que se plantean y los desafíos que enfrentamos hoy no son los mismos que en 1979. En aquel momento salíamos de una larga dictadura en la que los representantes municipales no los había elegido el pueblo y se vivieron unos años de ilusión propios de cuando se empieza algo nuevo, pero no es menos cierto que los que asumimos el reto de gestionar los intereses municipales hoy lo hacemos con la misma ilusión de aquellos que nos antecedieron, porque si ellos tuvieron que poner en marcha los primeros Ayuntamientos democráticos, los hombres y mujeres que tenemos ahora la responsabilidad municipal afrontamos la enorme tarea de consolidarlos, dotándolos de una verdadera autonomía competencial y sobre todo financiera.

Los consistorios son los principales motores del cambio social y de los avances que se están viviendo en el país. ¿Qué avances se han conseguido en el municipio? ¿Qué valoración hace de estos 40 años?

La valoración, como no puede ser de otro modo, es positiva. Los Ayuntamientos son la administración más cercana a los ciudadanos y como tal han sabido articular y dar respuesta a algunos problemas que afectan directamente a la ciudadanía. Y eso ha sido posible porque los alcaldes y alcaldesas, concejales y concejalas estamos en permanente contacto con los ciudadanos, lo que nos permite tener una visión cercana y directa de las problemáticas que más preocupan a los vecinos.

Pero lo anterior no significa que el camino en estas cuatro décadas haya sido fácil ni exento de inconvenientes, tales como la falta de financiación local motivada muchas veces por la gestión de servicios que no son de estricta competencia municipal, pero de los que otras Administraciones se desentienden a pesar de la importancia que tienen para solventar los problemas que afectan a la ciudadanía.

Pero como digo la valoración es positiva, tanto por el propio desarrollo que han ido experimentando la gran mayoría de municipios como también por el mayor número de mujeres que hoy están al frente de los Ayuntamientos. Y esto hay que ponerlo en valor, sobre todo ahora, cuando desde determinados sectores se cuestiona el papel de las mujeres en la sociedad y las políticas públicas en favor de las mismas. La lucha de los Ayuntamientos democráticos va unida a la de las mujeres, al tratarse de una lucha constante por una mayor autonomía y por la igualdad.

Es cierto que hoy se nos plantean retos como la implantación de la administración electrónica, las mayores exigencias de transparencia, el reto del cambio climático en el que los Ayuntamientos también podemos y debemos adoptar medidas, las redes sociales como herramientas de comunicación inmediata y su gestión por parte de las Administraciones; articular nuevas respuestas más ágiles y eficaces a situaciones de necesidad social y un largo etcétera de asuntos, que están en la agenda política local.

Hábleme de esos proyectos de los que siente un orgullo especial (en materia de infraestructuras en el municipio, de avances sociales, comunitarios, con respecto a la mujer,...)

Son muchos los proyectos en los que estamos inmersos en esta nueva etapa que vive Molina de Segura, pero si debo quedarme con un proyecto ese es el de la participación ciudadana, de la que somos Escuela. Un proyecto que, como no puede ser de otro modo, nace del tejido asociativo y social de la ciudad y día a día se va desarrollando con nuevos instrumentos para la participación. Todo ello en conexión con otros municipios, con la Universidad, etc. En Molina de Segura nos creemos lo que hacemos y quizás ese sea el secreto de nuestro éxito en materia de participación ciudadana.

Y cito aquí a Alexis de Tocqueville cuando señalaba que «la ciudad es la escuela de la democracia». Y qué mejor forma de robustecer esa democracia que siendo más transparentes y facilitando los cauces necesarios para la participación. Participación como reto central de los procesos democráticos municipales.

Luego podría mencionar muchos más proyectos de los que los molineneses podemos sentirnos orgullosos. Desde el haber convertido Molina de Segura en un referente de la salud y el deporte (con una inversión sin precedentes en nuevas instalaciones deportivas o la implantación de nuevos programas) hasta la apuesta municipal por la industria como elemento de cohesión social (más suelo industrial, política fiscal favorecedora de la actividad económica, mejora en polígonos industriales, etc.), o el desarrollo de una política de bienestar social en la que el Ayuntamiento ha incrementado notablemente el gasto y ha puesto en marcha nuevos programas.

En definitiva, Molina de Segura es hoy mejor que ayer y eso es fruto del trabajo y esfuerzo de muchas personas que creemos en lo local, que creemos en nuestra ciudad y miramos con esperanza al futuro.

Son muchas las cosas que quedan por hacer. En cuanto a reivindicaciones ,¿tiene alguna en concreto?

En este momento en el que estamos es hora de repensar el modelo, debemos redefinir el papel de las instituciones locales y municipales. Los municipios se asientan sobre la base de la autonomía local, y esa autonomía debemos defenderla frente a otras instancias de poder. Y no hay autonomía si no hay una financiación justa y equilibrada.

Son muchas las reivindicaciones que como alcaldesa de una ciudad podría manifestarle, pero déjeme que hoy reclame una que por su importancia tiene una influencia directa en todas las demás, y esta es la mejora de la financiación local.

Asumimos, y seguimos asumiendo por responsabilidad con nuestros vecinos competencias en el marco de un modelo estatal de financiación local muy deficiente. Deficiente en el aspecto material, en el formal, y por supuesto en el cuantitativo, lo cual es grave. Pero también lo hacemos, y esto es mucho más grave, en el no-marco y con una ausencia total e inexplicable de regulación autonómica.

No es justo que la Administración Local tenga que conformarse con el muy escaso margen que queda una vez que el Estado y las Comunidades Autónomas ya se han repartido el grueso del espacio tributario cuantitativa y cualitativamente significativo, por eso es importante regular la participación de los Ayuntamientos en los tributos de la Comunidad Autónoma. La realidad es tozuda, la Administración Local es la que acumula un menor déficit público, con muchísima diferencia por debajo del Estado y las CCAA. Lo que demuestra que, a pesar de las restricciones y limitaciones, la gran mayoría de municipios estamos realizando una gestión eficiente del dinero público.

Ayuntamientos que estamos también asumiendo, como antes señalaba, la gestión de servicios cuya prestación y financiación corresponderían a la Comunidad Autónoma. En el caso de Molina de Segura, se trata de 8,6 millones de euros que asume el Ayuntamiento cuando quien debería hacerlo es la Comunidad. El gasto de las Escuelas Infantiles, el Conservatorio de Música o el Transporte Interurbano son algunos ejemplos de esta situación.

Por eso, es urgente e imprescindible un marco regulatorio que implemente un sistema justo y equilibrado de distribución de fondos por parte de la Comunidad Autónoma, que acabe con la arbitrariedad, que dote de seguridad jurídica a los Ayuntamientos, que garantice la estabilidad y que nos permita, entre otras, poder planificar las inversiones. Todo ello para que los Ayuntamientos puedan seguir siendo punta de lanza de la profundización democrática, la modernización social y la mejora de la calidad de vida de las mujeres y hombres que habitan en nuestros pueblos y ciudades.