"El trabajo de las maquinas / resulta fundamental / para el buen funcionamiento / de tu vida en la ciudad". Aviador Dro se equivocaba poco en 1983 con su canción El trabajo de las máquinas: efectivamente, en nuestros tiempos las máquinas resultan elementales para mantener nuestro mundo en marcha. ¿Puedes imaginar la vida sin ordenadores, sin internet, sin móviles? Parte de la población no ha conocido otra cosa, así que lo más lógico es que no conciban su día a día sin ello.

Las innovaciones tecnológicas de los últimos años han cambiado el paradigma de nuestro ocio, nuestro modo de vida y, sí, también nuestro trabajo. Y esto no acaba aquí: las innovaciones cada vez se aceleran más, lo que obliga a empresas y trabajadores a estar más atentos que nunca para no quedarse atrás.

Con este panorama, no faltan gurús que pronostiquen el fin del trabajo debido a estas disrupciones tecnológicas. Por ejemplo, el año pasado pudimos saber por la BBC que Foxconn reducía su plantilla en la factoría de Kunshan más de un 50%: los robots colonizaron la planta sustituyendo a 60.000 personas. Los trabajos rutinarios son fácilmente automatizables, por lo que serán los primeros en caer. Pero, ¿serán los únicos?

¿Pánico tecnológico o nueva ´Revolución´?

Expertos como Robert Gordon sostienen que, para que la economía siga creciendo a un ritmo alto - mucho menos del 2% que se considera adecuado en nuestra economía; él lo fija en aproximadamente un 0,8% -, se necesitan disrupciones tan determinantes como las que provocaron la Segunda Revolución industrial: la electricidad, el motor de combustión interna y las canalizaciones de agua fueron algunas de las más importantes. ¿Tienen las innovaciones actuales un potencial tan alto?

La coyuntura actual une en el mismo plano una gran crisis económica a nivel mundial y un momento de innovación tecnológica. "Desempleo tecnológico": unas palabras que se escuchan mucho... Y que no son nuevas. Keynes ya las empleó en 1930 - con las consecuencias de otra gran crisis muy presentes -, describiendo esta "enfermedad" como la incapacidad de descubrir en qué emplear la fuerza de trabajo que se libera debido al descubrimiento de nuevos medios para economizar el uso de la mano de obra. Vaya, parece que no es cosa (solo) de los robots...

¿Qué trabajos nos van a quitar los robots?

Actualmente, los preocupantes niveles de desempleo en Europa no se deben - principalmente - a la introducción de robots en el trabajo. Sin embargo, sí que es cierto que descubrimos cada vez más maneras de "economizar el uso de la mano de obra", y que los robots son una de ellas. Por eso es importante estar preparado para los cambios que suponen esas innovaciones y ser capaces de reciclarse para añadir valor a nuestro trabajo: así podremos evitar ser reemplazados o que nuestros puestos sean amortizados.

Además, estas situaciones tienen dos lecturas: lo que puede ser una amenaza se logra convertir en una oportunidad si se tiene en cuenta que, al igual que unos trabajos van desapareciendo debido a las novedades, se crean otros nuevos. De ahí la importancia de reciclarse, tanto en el caso de las empresas como en el de los trabajadores: quizá no se pueda trabajar en un determinado puesto de aquí a unos años, porque seremos reemplazados por máquinas, ¿pero significa esto que no podremos trabajar más? Siempre habrá ocupaciones en las que emplearse.

Empleos relacionados con logística y transporte, producción y procesamiento alimentario, minería... han aumentado en los últimos años su robotización, mientras que sus empleados han aumentado el valor aportado. ¿Quiénes pierden? A priori, aquellos trabajadores menos cualificados, cuyos trabajos son rutinarios y automatizables.

Sin embargo, la robotización ejerce un efecto de complementariedad en el caso de empleados de media y alta cualificación, ya que mejoran la productividad y la efectividad de los procesos. Por poner un ejemplo, el tándem tecnológico-humano actual permite sacar conclusiones más rápidamente en investigaciones científicas, procesar grandes volúmenes de datos en campos relacionados con el marketing, etc.

¿Qué pasará cuando las máquinas sean ´listas´?

Si has crecido viendo películas de ciencia ficción, títulos como Yo, Robot, Terminator o 2001: Una Odisea en el Espacio te habrán puesto los pelos de punta con sus distopías en las que robots inteligentes intentan matar a toda o parte de la Humanidad. Pero no, el objetivo del desarrollo de la inteligencia artificial (IA) no es acabar con nuestra existencia, ni tampoco con nuestros trabajos. Una vez más, lo que se busca es "economizar el uso de la mano de obra", pero con su desarrollo se aumentará la productividad de decenas de ocupaciones y se crearán nuevos puestos de trabajo.

Entre los trabajos que vienen a ocupar la inteligencia artificial están los relacionados con atención al cliente, en los que se requieren habilidades de lenguaje, capacidad de decisión y empatía. Estos son los retos a los que se enfrentan las profesiones que se demandan para desarrollar y mejorar la inteligencia artificial, relacionadas con la informática, las matemáticas, la lógica y, sorprendentemente, las humanidades, tan necesarias para otorgar capacidad de razonamiento a las máquinas.

El primer paso de esta transformación ya se ha dado: el big data recopila gran parte de los datos que servirán para el desarrollo de software que realizará funciones que hasta ahora hemos realizado humanos, como reconocimiento de imágenes, diagnóstico de enfermedades... "El big data es información: todos nuestros actos generan datos", explica Paco Viudes, director del master en Marketing Digital de Fundesem. "Por ejemplo, gracias al internet de las cosas (IoT) podemos tener datos de los electrodomésticos conectados a internet, conocer el día a día de los usuarios y crear servicios nuevos."

Pero hay mucho que hacer en el campo del lenguaje y la inteligencia artificial: los chatbots que empiezan a utilizar algunas marcas para atención al cliente o los asistentes virtuales como Siri o Cortana han puesto los primeros escalones de algo que tiene una enorme capacidad de mejora.

Mucho más margen hay todavía en habilidades relacionadas con la capacidad de decisión, que trabajan proyectos como los del coche autónomo, no sin dificultades. En campos como la empatía, la inteligencia artificial aún tiene muchísimo que mejorar, por lo que todavía es unas de las habilidades difícilmente sustituibles de los humanos. Sin embargo, las competencias empáticas, fundamentales en campos como la atención al cliente, la publicidad y el marketing, serán básica en el desarrollo de la inteligencia artificial en los próximos años, y con su mejora se buscará detectar, procesar, interpretar y reaccionar ante el comportamiento social humano: lenguaje no verbal, gestos, patrones de comportamiento, información visual, etc.

Concretamente, en el marketing será una habilidad que complementará a los empleados mejor formados, mejorando la efectividad de la publicidad con un solo objetivo: que compremos. La "empatía artificial", que investigan expertos como Shasha Lu, profesora en la escuela de negocios de la Universidad de Cambridge, podrá medir nuestras emociones sin interrumpir la experiencia de compra, recomendando aquello que mejor se ajusta a nuestro estado de ánimo en ese momento.

La nueva formación y habilidades irreemplazables

No obstante, quedan muchos años para que conceptos como la "empatía artificial" estén totalmente implementados en nuestras vidas, por lo que cualidades como la empatía siguen siendo muy valiosas para las empresas. Y no son las únicas, ya que habrá habilidades que la inteligencia artificial tardará mucho en desarrollar o que, en realidad, nada que no sea un humano podrá tener.

Algunas de esas habilidades son la creatividad y la innovación. Sí, existen algoritmos capaces de pintar cuadros o de escribir poesía, pero siempre después de procesar miles y miles de referencias previas que recombinan para "crear". Además, no son ideas creativas que trascienden sus límites, ya que no son capaces de crear más allá de aquello para lo que han sido programadas.

Pero si hay algo que una inteligencia artificial no puede hacer es aprender y adaptarse. Sí, sí que son capaces de acumular experiencias, optimizar sus respuestas... Pero, ¿pueden saltarse las reglas? ¿Relacionar conocimientos inconexos? No es el caso, al menos de momento. En este punto es en el que los humanos tenemos la mayor de nuestras ventajas. Para aportar valor al mercado laboral, los trabajadores deberán tener una capacidad de adaptación elevada, que no les convierta en obsoletas y prescindibles piezas de la cadena, como si fueran robots anticuados.

Para ayudar a las personas a adaptarse en este cambiante ambiente es necesaria una formación más flexible, especializada y que dure toda la vida laboral, fomentando un reciclaje profesional que ayudará a nunca quedarse atrás, mejorando la empleabilidad. Ya hemos mencionado campos que necesitarán profesionales más formados a corto y medio plazo: la atención al cliente, el comercio, el marketing digital... "En marketing, la irrupción de la inteligencia artificial y la automatización nos crea dos visiones: una humana, en la que buscamos mejorar las relaciones cliente-empresa e, incluso, trabajador-empresa; y otra tecnológica, que busca atraer a las personas estudiando al usuario y sus interacciones, y ofreciendo el contenido, producto o servicio que más le va a interesar", ilustra Paco Viudes desde Fundesem. "La tecnología nos va a ayudar, pero queremos conocer a las personas que están detrás de las empresas."

El big data también es una oportunidad a corto plazo, que ya se utiliza en gestión empresarial, publicidad o investigación científica: "Parece ciencia ficción, pero la gestión y trabajo con estos datos, muchos de los cuales son abiertos, proporcionados por la Administración, y la transformación de estos datos en información crearán muchos nuevos puestos de trabajo", cuenta Paco Viudes.

La llegada de la inteligencia artificial y los robots parece que va más dirigida a la colaboración entre estos y los trabajadores que a la sustitución de estos últimos, como muchos neoluditas pronostican sombríamente. Solo es necesario detectar las oportunidades que esta situación nos ofrece y aprovecharlas mediante formación especializada. Ahora el reto es: ¿cuáles son las profesiones del futuro?