La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la hipertensión arterial (HTA) es la causante del 45% de fallecimientos por cardiopatía y del 51% por accidente cerebrovascular. Además, a nivel mundial existen más de mil millones de pacientes con hipertensión y se producen más de nueve millones de muertes relacionadas con esta patología cada año.

En España hay 14 millones de personas con hipertensión arterial, lo que representa aproximadamente el 50% de los mayores de 55 años. "El principal problema es que, de los 14 millones de pacientes con la enfermedad, 4 millones no lo sabe y otros 9 millones no la tiene controlada" explica el doctor Antonio Álvarez-Viéitez, cardiólogo clínico del Hospital La Milagrosa, con motivo del Día Mundial de la Hipertensión que se celebra este jueves.

Se establece que una persona tiene hipertensión arterial cuando la elevación de la presión arterial por encima de 135/85 mm de Hg. Lo deseable es que esté por debajo de los 125/80 mm de Hg. También debemos olvidar el antiguo concepto de presión arterial compensada y descompensada pues se ha visto que este no supone un aumento de riesgo.

La hipertensión arterial no produce síntomas, hecho principal del infradiagnóstico. "A esta enfermedad se la denomina asesino silencioso porque una persona puede tener cifras elevadas de TA y no mostrar sintomatología alguna, o escasa sintomatología", señala el doctor Eduardo García, jefe de cardiología del Hospital Vithas Nisa Pardo de Aravaca.

La HTA es muy frecuente, afecta al 25% de la población adulta entre 35 y 65 años, y a más del 60% de las personas de más de 65 años. En el 95% de los casos la causa de la hipertensión arterial es desconocida (denominada hipertensión esencial) donde pueden influir por ejemplo la herencia, la obesidad, el sedentarismo, la ingesta de drogas y algunos medicamentos (antiinflamatorios), o la apnea del sueño.

La presión arterial elevada afecta al corazón haciendo que aumente el espesor de sus paredes (hipertrofia ventrículo izquierdo) causando disminución del riego al miocardio, insuficiencia cardiaca y arritmias. Puede afectar a los vasos sanguíneos produciendo micro traumatismos en la capa interna de las arterias (endotelio) y aquí adherirse células (plaquetas) y comenzar a formarse las placas de ateroma y obstrucción de las arterias. Puede afectar a todas las arterias: coronarias (infartos), cerebrales (ictus), las de la retina y las del riñón (insuficiencia renal). Otro riesgo es que al aumentar la presión se produzcan hemorragias al romperse alguna arteria (ictus hemorrágico).Medidas de control

Los expertos recomiendan que a partir de los 40 años realizarse un control cardiovascular anual, como medida de prevención. Si las cifras de TA son elevadas, el médico especialista le aconsejara qué tipo de pautas debe llevar a cabo y qué medicación necesita para controlar estas cifras y evitar daños orgánicos en un futuro a medio-largo plazo.

Asimismo, es aconsejable realizarse tomas de la presión arterial cada 6 meses a partir de los 40 años y con mayor frecuencia si se tiene tendencia a la hipertensión. "En los hipertensos recomiendo que se tomen la tensión ellos mismos, para evitar el componente de ansiedad que supone ir al médico (hipertensión de bata blanca)", explica Álvarez-Viéitez.

La presión arterial debe medirse siempre con un manguito puesto en el brazo, pues los dispositivos de muñeca son mucho menos fiables. El diagnóstico definitivo se hace con una monitorización ambulatoria de la presión durante 24 horas (Holter de tensión). Con este dispositivo se ven los picos tensiónales, los porcentajes de hipertensión y la presión durante el sueño.

En el caso de que el paciente sea hipertenso, desde Vithas les aconsejan que, aunque la presión arterial baje con la medicación, nunca debe suspender la administración; cumplir disciplinadamente la administración de dicha medicación e intentar mantener el horario de administración; consultar con su médico, si la administración de dicha medicación no consigue los efectos deseados, o porque no controle sus cifras o porque quede anormalmente baja; observar si la medicación debe ser compatible con mantener un estilo de vida saludable, y vigilar el resto de los factores que dañan sus arterias, como son las cifras elevadas de colesterol, de glucosa, etc.

Cinco claves para una presión correcta

Según el doctor Carlos Fernández, director médico del Grupo NC Salud, en muchos casos es posible mantener una presión arterial correcta con pequeñas medidas como aumentar los niveles de potasio o llevar una dieta mediterránea.

"Siguiendo estas recomendaciones generales en nuestra alimentación diaria, estaremos apostando por la salud y por la prevención, reduciendo el riesgo de desarrollar HTA o ayudando a controlarla en caso de ser hipertenso. La consecuencia directa de estas saludables acciones será la reducción notable del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares en el futuro", explica.

  1. Mejorar el equilibrio hídrico. Es fundamental beber diariamente un mínimo de 2,5 litros de agua, en el caso de los hombres, y 2 litros en el de las mujeres. Esto se suma al líquido existente en los alimentos que ingerimos y a los que se generan en el propio organismo, para conseguir así contrarrestar el líquido expulsado por nuestro cuerpo, que suele ser en torno a los 2.5 litros al día.
  2. Aumentar los niveles de potasio. Este mineral contribuye a la reducción de la presión arterial mediante el equilibrio sodio-potasio, es decir, consumir menos potasio del recomendado favorece la retención de sodio en el organismo. Las espinacas, el aguacate o las coles de Bruselas contienen grandes cantidades de potasio, cuya ingesta diaria debe ser de 3500 mg o más para prevenir presión arterial elevada.
  3. Llevar una dieta mediterránea. Ha demostrado ser la que mejora más significativamente el riesgo cardiovascular, siendo ya la dieta más recomendada a nivel mundial para el cuidado de la salud. Sus señas de identidad radican en consumir al menos 5 raciones diarias de frutas y verduras (ricas en el potasio antes mencionado) legumbres, más pescado que carne, carbohidratos saludables integrales a diario y sobre todo un adecuado porcentaje de ácidos grasos saludables procedentes del aceite de oliva virgen extra y los frutos secos (crudos o tostados y sin sal añadida).
  4. Evitar el consumo de más de 5 gramos al día de sal, ya que hay una relación directa entre un exceso de sodio en la dieta y la HTA. Debemos prestar especial atención a los productos precocinados o conservas, ya que en la mayoría de los casos contienen sal añadida. Además, para hacer más sabrosos los platos se pueden utilizar especias y hierbas como sustitutos de la sal.
  5. Acompañar los hábitos alimentarios favorables por otras prácticas saludables, como dejar de fumar, combatir el estrés y realizar al menos 30 minutos de actividad física al día, lo que ayuda también a controles las cifras de tensión arterial y a minimizar al máximo el riesgo de un evento cardiovascular futuro. La importancia de un peso saludable radica en que la frecuencia de aparición de hipertensión arterial entre las personas obesas es entre dos y tres veces mayor que entre las que se encuentren dentro de su peso ideal.