Dejar de fumar no es fácil. Cuando uno se plantea la premisa de terminar con el tabaco para siempre hay que tener muy claras las razones y, sobre todo, querer dejarlo de verdad. Hacerlo por segundas personas o por causas que no tengan que ver con la salud, que es a lo que principalmente afecta este vicio, puede ser determinante a la hora de una posible recaída.

Tener fuerza de voluntad ante la idea de acabar con la dependencia al tabaco es lo más difícil de dejar de fumar, sobre todo teniendo en cuenta los incitantes que, en el día a día, nos llevan a encender un cigarrillo. Ya sea progresivamente o cortando de pleno con el hábito, lo cierto es que, de todas todas, en el proceso se sufren picos de ansiedad que en muchas ocasiones nos pueden. Saber qué hacer ante este síntoma tan agobiante y terrible es esencial para poder seguir con la idea de una vida saludable.

Una persona que fuma constantemente durante cierto tiempo, el que sea, se acostumbra a contar con una dosis continua de nicotina en su cuerpo. La propia persona controla esa dosis por la profundidad con la que inhala el humo del tabaco y por el tipo de tabaco que consume. La molestia más intensa y agobiante de romper con el tabaco son los deseos intensos del propio cuerpo de algo de nicotina.

Así, hay varias pautas que uno puede llevar a cabo para acabar con esas ansias o, por lo menos, paliarlas. En primer lugar, hay que hacer un ejercicio mental y pensar que ese estado de ansiedad es temporal. En algún momento pasará. Además, evitar situaciones y actividades que solía asociar con el tabaco es buena idea a la hora de dejarlo.

¿Cuáles son los principales incitantes?

  • Estar en compañía de fumadores
  • Comenzar el día
  • Sentir tensión
  • Conducir
  • Tomar café, té o bebidas alcohólicas
  • Aburrirse

Por otro lado, algunos expertos recomiendan sustitutos del tabaco, aunque son muchos los que también están en contra. La idea de que dejar de fumar engorda viene de aquí, ya que muchas personas se lanzan a la ingestión de comida de forma compulsiva y esa no es la solución. Masticar ciertos alimentos sanos, como zanahorias o apio puede paliar la ansiedad.

También es muy bueno practicar deporte, ya sea cardiovascular para quemar los nervios o de relajación para intentar acabar con ellos. Hacer ejercicios respiratorios puede servir en los picos más altos de ansiedad.

Ejercicios que ayudan a paliar la ansiedad por el tabaco. Vídeo: YouTube

Por último, y ante un 'mono' muy fuerte, también se puede acudir al médico para que le recomiende medicamentos o productos de reemplazo de nicotina.

Además de la ansiedad, la ira y la depresión son otros de los síntomas de dejar el tabaco. Para ello, reservar un tiempo tranquilo en soledad cada día puede ser un aliciente para calmar los nervios, al igual que reducir alimentos o bebidas excitantes como el café, el té o los refrescos gaseosos.

No mantenerse inactivo y hacer planes con los amigos y la familia también es una buena idea para dejar de lado la depresión. En caso de que permanezca es primordial acudir al médico para buscar un solución. También, a través de la seguridad social y el médico de cabecera, se puede acudir a grupos de apoyo para dejar el hábito y acabar con síntomas como la ansiedad o la depresión apoyándose en personas que están viviendo lo mismo que tú.

Detectar cuáles son las alternativas que le van mejor a cada persona también es importante. No todo el mundo está cortado por el mismo patrón ni necesita de las mismas tácticas para acabar con un vicio como el tabaco. Para algunos, abrir una cuenta de ahorro donde ingresar el dinero que antes se destinaba al tabaco puede se un aliciente para dejarlo. Transmitir las sensaciones y sentimientos a través de un foro especializado; lanzarse al mundo de los idiomas o las manualidades; deshacerse de todo lo que recuerde al tabaco; hacer listados de pros y contras o dejarlo junto a tu pareja o algún amigo puede ayudar.