El fiscal general del Estado, José Manuel Maza, falleció el pasado sábado a los 66 años en una clínica de Buenos Aires a causa de una infección renal causada por una sepsis que se complicó de forma repentina y pasó a ser generalizada. ¿Qué es este trastorno? ¿Es siempre mortal?

La sepsis es la respuesta del organismo frente a una infección en la sangre u otro tejido por microorganismos patógenos como las bacterias. Representa un proceso grave que pone en peligro la vida del individuo, especialmente cuando padece algún trastorno en el que su inmunidad se ve comprometida.

Según el doctor Javier de la Fuente, coordinador del grupo de trabajo de enfermedades infecciosas de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), la mortalidad asociada a la sepsis puede alcanzar al 30-50% de los pacientes cuando se presenta como 'shock' séptico, que es una situación que suele cursar con hipotensión arterial prolongada y una reducción del aporte de oxígeno a los órganos vitales, como el cerebro y el riñón, ocasionada por la sepsis.

La prevalencia de la sepsis es variable según hospitales y servicios médicos implicados aunque aquellas áreas en las que los pacientes están más en riesgo son las unidades de cuidados intensivos, los pacientes inmunodeprimidos y los trasplantados. Se ha calculado que cada año en España se producen alrededor de 50.000 casos, de los que fallecen 15.000, 7 veces mayor, por ejemplo, que las muertes en accidentes de tráfico.

Las poblaciones con un mayor riesgo de sepsis son las que se encuentran en las edades extremas de la vida como bebés o niños y ancianos, quienes se han visto sometidos a procedimientos médicos invasivos con la instalación de catéteres (dispositivos con forma de tubo estrecho y alargado que puede introducirse en un tejido o vena) para la administración de fármacos quimioterápicos, procedimientos médicos y sondas urinarias o personas sometidas a un trasplante que deben de tomar de forma crónica inmunosupresores.

Los pacientes oncológicos u oncohematológicos presentan también un mayor riesgo de sepsis cuando se produce una disminución importante de los neutrófilos o leucocitos, las células del sistema inmune implicadas en la defensa del organismo frente a los organismos patógenos.

Esta grave infección también puede iniciarse en la piel o las mucosas al dar lugar a una alteración de su integridad o de sus defensas naturales como las producidas por las úlceras de decúbito o por presión, en el caso de neumonías graves o en los pacientes sondados cuando se interrumpe el flujo urinario y se desarrolla una infección que puede pasar de la orina a la sangre y producir una siembra bacteriana por el resto del organismo.

"Sobreviviendo a la sepsis"

Aquellos pacientes crónicos que son hospitalizados con frecuencia o durante largos periodos pueden estar también más expuestos a la sepsis dadas las manipulaciones, tratamientos y procedimientos médicos que requieren, así como por el uso prolongado de antibióticos.

"La evolución del paciente es muy variable, depende del estado general de salud y de las características de la bacteria implicada así como el nivel de sus defensas ya que si está muy inmunodeprimido las bacterias pueden actuar más rápido y de forma fulminante", señala De la Fuente.

Es clave la detección precoz de los síntomas sépticos que incluyen: caída de la tensión arterial, hipotermia, taquicardia, dificultad respiratoria o una disminución de la orina además de una disminución del nivel de conciencia. El tratamiento incluye además de los antibióticos la perfusión de líquidos para mantener las constantes vitales del paciente.

"Cuanto antes se detecte, se realicen los cultivos de laboratorio y se instaure el tratamiento antibiótico más posibilidades existen de una buena evolución, a una mayor tardanza del diagnóstico aumenta la probabilidad de 'shock' séptico en pacientes frágiles, entre los que puede existir hasta un 50% de mortalidad por esta causa", señala el doctor.

Patógenos implicados y mayores en casa

Las bacterias que suelen estar implicadas en la sepsis dependen en gran medida de los órganos o sistemas diana, así, son comunes las bacterias gram negativas en las infecciones de orina, los estafilococos y estreptococos en las asociadas a catéteres o cutáneas, el neumococo y haemophilus en neumonías o bien la pseudomonas aeruginosa en pacientes con neutropenia (descenso peligroso de leucocitos del sistema inmune) y ciclos múltiples de antibióticos.

Los hongos como Candida también puede verse implicados en casos de sepsis en pacientes con muchos ciclos de hospitalización y toma prolongada de antibióticos, así como en los pacientes ingresados neutropénicos de las unidades de cuidados intensivos y oncohematología.

La sepsis no es exclusiva de los hospitales, también puede presentarse en mayores que viven en casa y pacientes sondados, de ahí la importancia de su detección precoz. "La fiebre no siempre está presente. En los mayores es más fácil detectar una bajada brusca de la temperatura por debajo de los 36 grados asociada a una hipotensión y una conciencia baja o adormilamiento junto a una reducción en el volumen de orina", aclara el facultativo.

También puede producirse en pacientes que portan un catéter durante un tiempo prolongado para la administración de fármacos aunque en ellos es más común la existencia de fiebre, escalofríos y el mal funcionamiento del catéter.

La recuperación después de haber sufrido una sepsis puede ser total pero si hay daños derivados de la perfusión o administración de oxígeno a los tejidos orgánicos pueden quedar secuelas.

"En general, si se ha padecido una sepsis existen más posibilidades de un segundo episodio. No existe una vacuna para prevenir la sepsis. Sin embargo, en pacientes crónicos, inmunodeprimidos, a quienes se ha extirpado el bazo y en niños es aconsejable la vacunación preventiva contra el neumococo, meningococo y haemophilus porque se ha comprobado que disminuyen las infecciones graves", concluye De la Fuente.