Aunque tomar fármacos se ha convertido en un acto casi reflejo ante cualquier tipo de dolencia, lo cierto es que todos deberíamos ser conscientes que no se trata de un gesto baladí. Pese a que los medicamentos sirven para curarnos, también pueden tener efectos no deseados cuando no se usan correctamente.

Y son muchas las ocasiones en las que no utilizamos de forma adecuada los fármacos. La mayoría de las veces, sin consecuencias graves, aunque en ocasiones las reacciones a esta mala administración de fármacos podrían llegar a ser fatales. En estas líneas, te detallamos los diez errores más frecuentes en los que incurrimos cuando tomamos medicamentos:

No respetar los horarios de las tomas. No respetar pautas como el horario a seguir en las tomas, saltárselas o dejar los fármacos cuando te encuentras bien puede tener consecuencias muy graves, sobre todo en condiciones crónicas como la hipertensión, la diabetes o situaciones agudas como infecciones tratadas con antibióticos.

Tomar dosis inadecuadas. Es frecuente que desechemos la cucharilla que figura en el envase de ciertos fármacos y recurramos a una cuchara de cocina, con lo que se mide incorrectamente las dosis de medicamento que se toman.

Masticar, romper y tragar. Existen fármacos que están preparados para su absorción por la mucosa oral a través de su disolución y que si se mastican o se tragan pierden por completo su efecto. Es el caso de algunas formas nuevas de anti-inflamatorios y analgésicos.

Mezclar medicamentos con la bebida equivocada. Por descontado no podemos tomar fármacos con alcohol, pero tampoco es aconsejable con otro tipo de bebidas con las que puede interactuar de forma negativa. El zumo de naranja, por ejemplo, puede hacer que un medicamento se absorba de forma inadecuada. En el caso de la leche, está contraindicada para determinados fármacos que no se deben ingerir con alimentos ricos en calcio.

No fijarnos en la fecha de caducidad. ¿Si comemos un yogur caducado, por qué no podemos hacer lo mismo con un medicamento? Grave error. Con los fármacos no se juega, y tomar productos cuya fecha de caducidad ya ha pasado puede tener consecuencias graves. No sólo porque las propiedades del propio medicamento han variado y probablemente no será efectivo, sino porque puede incluso volverse tóxico. Además, debemos tener en cuenta que la fecha de caducidad que aparece en el envase de los medicamentos se refiere a su longevidad sin abrir. No obstante, una vez abiertos existen algunos que sólo duran un tiempo limitado.

No leer el prospecto. Puede resultar farragoso, pero todos deberíamos leer la información que incluye la hoja que figura en el envase de todos los medicamentos. En ella se adjunta toda la información necesaria para una adecuada ingesta, contraindicaciones, efectos secundarios...

Automedicación. Siempre hay que informar al farmacéutico y al médico de los medicamentos que se están tomando si se va a incluir en la lista otro fármaco nuevo, sea este prescrito por el médico o de venta sin receta, no sólo en el caso de analgésicos sino también en casos de suplementos, vitaminas o cualquier producto para la salud.

Guardarlos en un sitio incorrecto. Pese a que no se refiere a la administración propiamente dicha, el lugar donde almacenamos los medicamentos también puede tener consecuencias negativas. Así, la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (SEFAC) recomienda no guardarlos en cocinas ni cuartos de baño ya que "al estar sujetos a cambios bruscos de humedad y temperatura que pueden alterar sus condiciones". Recomiendan, en cambio, lugares limpios, frescos y secos. Por otra parte, existen medicamentos, como los antibióticos en suspensión o las insulinas, que deben conservarse en la nevera y volver a la temperatura ambiente antes de utilizarse.