Con decir te quiero no basta. El respeto es igual o más importante que el amor. Nos encontramos con relaciones que son intensas. Intensas cuando todo va "bien". Intensas también en lo malo. Igual que pudieron sentir un inmenso amor y sacar frases cargadas de cariño, son capaces de usar su misma boca para pronunciar palabras de desprecio, insultos y vejaciones. ¿Cómo puede ser que la misma persona que te dice que te quiere te desprecie cuando no haces lo que espera?

Muchas parejas normalizan esta situación de contrastes por lo que sienten. Dicen frases como: "del amor al odio hay un paso", "cuando uno está enfadado dice cosas para hacer daño", etc.

Si esto fuera así, si la emoción que uno experimenta justifica su conducta por destructiva que sea, entonces, un asesinato se podría justificar si aquel que lo comete se encontraba realmente enfadado. ¿No es un absurdo? Por supuesto que lo es.

Como seres volitivos somos responsables cada uno de nuestras palabras y conductas, no somos, o no deberíamos ser, marionetas de nuestras emociones ni de lo que los demás hagan o digan.

En una relación tóxica nos encontramos con que una o dos personas realizan conductas de desprecio, control, chantaje, amenazas, etc., de forma reiterada. Además, cuando uno es consciente de que su pareja le trata mal, le desprecia o le insulta y se lo dice, suele ocurrir que la persona justifica sus formas con frases como "yo es que tengo mucho carácter" o "yo hago eso porque es la única forma de que me hagas caso" o "si tú no hubieras hecho eso, yo no me habría puesto así". Estas excusas son indicadores de que no se asume la responsabilidad y por lo tanto no va a haber ningún cambio en el futuro.

Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, para muchas cosas esto es fenomenal ya que te lleva a luchar hasta el final. Pero en el caso de una relación tóxica la lucha es desaconsejable ya que no se puede hacer que alguien cambie, no está en nuestra mano. Y esa idea de que si nos quiere cambiará por amor, nos hace quitarnos valor, permitiendo que la otra persona nos maltrate con la esperanza de que un día se de cuenta de que eso no está bien, y decida amarnos de verdad.

Amemos de verdad y esperemos recibir lo mismo. No nos conformemos con un amor que nos trata bien si todo va bien y que nos desprecia si no hacemos lo que espera. Eso, queridos amigos, no es amor. Eso es veneno, un tóxico para la autoestima que acaba minando hasta dejarnos sin recursos.

Si te encuentras en esta situación, pide ayuda. Ayuda a personas de confianza, a amigos, a familiares. Incluso, si lo necesitas en el Instituto de la Pareja podemos ayudarte: institutopareja@gmail.com / www.ipareja.com